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El precio de ser yo - Capítulo 1 (Introducción)
Fecha: 29/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: escritorprin, Fuente: TodoRelatos
... tía Isabel, su difunta esposa y madre. Al observarlos, mientras me acercaba, quedó claro que si los veían a ellos conmigo, jamás nadie diría que compartíamos ni el más mínimo vínculo familiar. Mi tío Jesús estaba elegante e impecable, como siempre. Camisa blanca de lino arremangada hasta los codos, ajustada justo lo suficiente para insinuar unos hombros anchos, una espalda recta y un torso fibrado, pantalón chino beige y unos mocasines de cuero sin calcetines. Llevaba unas gafas de pasta que le daban un aire intelectual, aunque no necesitaba ayuda para parecer interesante: 1,80 m de altura, moreno con las sienes canosas, piel dorada con algo de vello negro grisáceo en sus brazos y pecho, ojos marrones profundos y una melena peinada hacia atrás a pesar de ya tener 56 años y un hermano calvo como mi padre. Sin duda, toda la belleza y elegancia se la había llevado mi tío. A su lado, mi primo Miguel era, la verdad que no sabía cómo definirlo pero algo como un puto adonis de la masculinidad, creo que podría valer. Él, a sus 27 años, tenía el cuerpo y la cara de alguien que sabía que llamaba mucho la atención: altísimo, mucho más que yo, casi 1,90 m, muy moreno, como si hubiera estado en la playa todo el verano y con un cuerpo muy musculado caracterizado por unos grandes pectorales que se intuían bajo la camiseta y unos brazos imposibles con venas que serpenteaban por los antebrazos. Además, el pantalón vaquero que llevaba parecía estar al límite de su capacidad, ceñido a unos ...
... muslos inmensos, como esculpidos en mármol. Asimismo, tenía un pelo castaño oscuro muy corto, una barbita perfectamente recortada y una sonrisa muy bonita. Viéndolos, con su aspecto y vestimenta, sentí que, verdaderamente, no encajaría jamás con ellos. Yo, al contrario, era demasiado delgado ya que tenía una constitución que no me hacía engordar nada, medía apenas 1,70 m y tenía una piel pálida, casi traslúcida y sin vello visible porque no me salía ni un pelo. Además, tenía un pelo liso y rubio que llevaba recogido en una coleta porque no me lo cortaba desde hacía un año y lo tenía demasiado largo. Mi cara, frente a sus rostros anchos, marcados y masculinos, estaba compuesta por una mandíbula pequeña, una nariz fina, unos labios carnosos, unos bonitos ojos verdes,enormes y expresivos y una sonrisa tímida que escondía unos dientes blancos y muy cuidados. Del mismo modo, frente a las marcas caras de ellos, yo vestía ropa de marca blanca, neutra y sencilla: camiseta blanca holgada, pantalón vaquero de corte recto y unas zapatillas blancas Adidas clásicas. Nada llamativo. Con mucha vergüenza y timidez por el contraste que, en todos los sentidos, era mucho más que evidente y con las dos maletas en las manos, me desplacé hacia ellos, los cuales, tras verme, rápidamente no tardaron en venir hacia mí. Ambos muy sonrientes, se acercaron, me quitaron cada uno una maleta y me dieron un cálido abrazo cada uno. Y en eso tenía que darle la razón. Frente a mi padre y mi hermano ...