1. La Niña Mala


    Fecha: 03/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: JackDMellon, Fuente: TodoRelatos

    ... axilas, los brazos, las piernas, la cara y el pubis carente de vello. Después vino el vestuario. Al principio, me hizo ir desnuda por la casa. Había tirado toda la ropa que tenía. Después, fue comprando prendas femeninas. Las primeras fueron unas bragas, que se ajustaban bien a la forma de mi cuerpo y de mi cosita depilada. También me puso sujetador, y durante varios días, anduve por la casa semidesnuda. Ya no era un hombre. Era una niña mala. Mi nombre ya no era Luis, sino luisa. Y en los momentos en los que mi Ama decidía enfadarse, era una puta, una golfa y una guarra. El vestuario fue evolucionando a vestidos, tops, leggins, ropa ajustada, joyas como pendientes, … Y por último, la caja de castidad: un dispositivo, que se ajusta al pene flácido, y se cierra con un candado, bajo llave. Una vez puesto, no se puede tener ninguna erección, lo que tiene al hombre o a la mujer permanentemente excitados y frustrados. En mi caso, mi Ama vio que estaba disfrutando demasiado de mi condena. Fue una vez, que me pilló acariciándome, y sin miramientos me pegó un manotazo en la mano, otro en el pito, y otro en la cara. Ahora solo puedo tocarme si ella me lo permite. Mi cajita es rosa, y su candado tiene forma de corazón. Al principio me costaba dormir con él, pero pronto, me acostumbré a su presencia. Claro que no siempre lo llevo puesto. Como toda prenda, necesita lavado, y puede dañar la piel. Y mi Ama no quiere hacer daño a su niña. Por ello, de vez en cuando, me la quita, ...
    ... procurando atarme las manos firmemente a la espalda para evitar que haga nada impúdico.
    
    Pero volviendo a la leche que se tambalea. Una vez, después del almuerzo, se me olvidó limpiar la mesa. Cuando mi Ama volvió a casa y vio el desastre, se enfadó mucho. Me cogió del pelo, me pegó un bofetón, y me hizo ir a gatas hasta la cocina, dándome azotes en el culo. Así, entre azotes e insultos, con algunas lágrimas en los ojos, limpié la mesa. Cuando terminó, no me pude sentar en todo el día. Me pasé toda la tarde satisfaciendo a mi Ama con mi boquita, mientras ella veía la televisión. Procuraba no apoyar mis nalgas enrojecidas en los talones, pero al final me acostumbré al dolor. De vez en cuando, oía el gemido de mi Ama, que respondía a mi lengüecita. Así, cuando algo amenazaba con ganarme un castigo, mi mente de niña mala sopesa si ser mala, o si ser buena, y en ocasiones, busca ser mala, y en otras buena. Hoy no quiero ser mala. Debo ser buena. Hoy es un día especial.
    
    Al dejarle la bandeja, mi Ama me ordena que me levante la falda y le enseñe mi cajita. Mientras come, juguetea con la lombriz encerrada, y con los cojoncillos recogidos. Me hace suspirar, mientras aguanto la falda para que mi Ama disfrute de mí, dándome tormento. Pasa su mano por las rejas del aparato, rozando con cierta dificultad los trocillos de carne al alcance de su fino dedo, y deslizando el dedo por la bolsa, último reducto de mi hombría, que más parece una burla a lo que antes era y ahora no.
    
    —Hoy es un día ...
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