-
corrompiendo a mamá
Fecha: 05/11/2025, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tenido ya tres novias, pues prefiero evitar sermones y mejor presentarles a la chica con la que crea que sí voy a prosperar. Aunque bueno, el instinto de los hombres no es tan sabio como el de las mujeres. Por poco cometo la estupidez de presentarles a Liliana. Mamá me defiende de los constantes regaños y sermones que me da mi padre —cuya consentida, como todo equilibrio, es Lucy—, y además ella suele consentirme con todo, incluso cocinando mis comidas favoritas. De vez en cuando la encuentro echada en el sofá de la sala y recuesto mi cabeza en su regazo y ella a veces acuesta la suya sobre mis piernas y se queda dormida. Pero nunca tuve problema con ello: nunca antes tuve pensamientos raros sobre nada de lo que he descrito. Para mí todo era normal. Genuino. Sano. Un amor filial sano madre e hijo. Pero ahora todo cambió. Ahora ya no sé qué pasará y me asusta que nada sea como antes. No después de haberla visto desnuda, en esa tina, con los senos de fuera, hermosos, brillantes, y con el mango en la mano, masturbándose bajo las aguas. “Joder.” Entiendo que no puedo verla como mujer… porque ella es mi madre y yo su hijo. Pero ya no sé cómo enfrentarme a esto que se ha encendido de pronto en mi cabeza. Estoy como enloquecido. “¿Entonces, mi bebé, huevitos revueltos con chorizo o con jamón?” insistió mi madre. “Mejor con jamón, má” “No te entretengas tanto, mi niño, que estarán pronto en la mesa” “Vale” Corrí directo a mi cuarto. No quería que ni ...
... Luciana ni mamá vieran la mancha de mi bragueta. Saqué un nuevo bóxer, mi toalla con estampado de Harry Potter y fui al mismo baño donde había encontrado a mi madre de forma tan obscena. Sólo entrar, ver la bañera donde aun debían estar impregnados los flujos de su corrida, se me volvió a poner muy dura. Allí me masturbé otra vez, mirando uno de los videos de sus tetas al aire que apenas duraba 13 segundos. Y no me pude controlar. Eran sus jadeos tan candentes, sus movimientos tan eróticos. Su carita hermosa convertida en una lascivia absoluta, y sus pechos grandotes flotando en las aguas, como si alguien se los hubiera inflado, lo que me hizo enloquecer. “¿Cómo puedes estar tan buena, mami, y ser eso… mi mami?” Lo que habría dado por haberle visto su vagina, aunque supuse que también era rosa como sus pezones y su boca. Me corrí a borbotones, hasta casi quedar seco, agarré mucho aire y me volví a enjuagar. Lavé mi bóxer sucio en el lavamanos para que mi madre no se encontrara con el semen seco cuando los lavara, me sequé, me vestí y por fin me presenté en la cocina. Papá solía llegar los martes hasta las diez de la noche, pues se juntaba con sus amigos en el billar del barrio. Allí en la cocina encontré a mamá de espaldas, mientras cortaba trozos de bolillos para acompañarlos con mi cena. Y mis ojos casi explotaron. Mamá estaba enfundada en unas mallas blancas de lycra que le marcaban sus desmesuradas nalgas. ¿Cómo era posible que en tantos años nunca me ...