1. La cena


    Fecha: 10/11/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Karl058, Fuente: TodoRelatos

    ... sabía que él lo haría todo. Sentía su excitación y sus nervios. Tenía ganas de poseerme y no iba a tardar en hacerlo. Yo también quería, pero necesitaba un poco más de cariño. En mitad de aquella orgía, necesitaba que alguien me excitara con suavidad y parecía que aquel hombre solo quería penetrarme y no estaba dispuesta, aunque la mayoría ya lo hacían con sus compañeras.
    
    Vi cómo se desnudaba y sacaba su miembro dispuesto a todo. Espera, le dije. Entonces me levanté y lo masturbé fuerte hasta que se corrió en mi mano. Se sentó exhausto y yo me fui hacia Rob que seguía con fuerzas, algo increíble. Los hombres empezaban a correrse y algunos se marchaban con sus parejas. Yo vi cómo disfrutaba mi marido y le hice una señal. Entonces dejó a su compañera y se dirigió hacia mí. Rob penetraba a su mujer por detrás. Nicolás se acercó a besarla y yo a besarlo a él. Él no quería soltarla, seguía penetrándola, pero al ver que mi marido estaba con ella, se giró hacia mí.
    
    Fueron los momentos más dulces de toda la noche. Se iban a cumplir mis fantasías sexuales más recónditas y todo, delante de mi marido, lo cual daba más morbo a la situación.
    
    Me cogió por los hombros y me besó y mientras lo hacía, me quité el vestido por completo. El me bajó las braguitas y me acarició el sexo, se incorporó y me siguió besando. Yo estaba loca de placer. ...
    ... Era un hombre fornido, los músculos se le salían por todas partes y al fin me atreví a acariciarlo y sentir ese placer que da la sutil sensualidad.
    
    Con mucho tacto me tumbó en el suelo y empezó a besarme por todo el cuerpo, deteniéndose en mis pezones primero y en mi sexo después, pero siguió avanzando por las piernas hasta llegar a los pies. Una corriente de placer me iba recorriendo el cuerpo y pequeños orgasmos me llegaban con tanto placer.
    
    Cuando acabó, hizo el recorrido en sentido inverso hasta llegar, esta vez, hasta mi oído y una vez allí me dijo: “Te deseo desde aquel día que te vi”. Después metió la lengua en mi oreja y un espasmo me advirtió que iba a tener otro orgasmo.
    
    Yo quise hacer lo mismo y cuando tuve su oreja en mi boca le dije “Yo he llegado a tener orgasmos pensando en ti”.
    
    Entonces no pude evitar que me penetrara porque lo deseaba con toda mi alma. Miraba a mi marido penetrando a su mujer y eso me daba mucho más placer. Lo dejé hacer hasta que noté cómo se corría en mis entrañas.
    
    Cayó sin fuerzas a mi lado, esperando que Nicolás acabase igual. Ya no quedaba nadie, todos se habían marchado y solo quedábamos nosotros. Nos levantamos, nos dimos besos de despedida los cuatro y ellos desaparecieron dejándonos solos a los dos.
    
    “Ha sido espectacular”, dijo Nicolás. “Si”, contesté, “habrá que repetirlo”. 
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