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Capítulo 10: amistad y sumisión
Fecha: 25/11/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: Gregor, Fuente: TodoRelatos
... eso le revolvía el estómago. Claudia le mostró la pantalla. Mariana apretó la mandíbula. Sus nudillos se marcaron en la copa de cristal que aún sostenía. —Hijo de puta —masculló—. Justo ahora. Justo cuando… Claudia asintió, con los ojos brillantes, pero no de lágrimas. De algo más frío. De miedo. De resignación. De rabia. —No me deja ni un segundo —susurró—. Ni un solo segundo para sentirme libre. Mariana se inclinó hacia ella, tomándole el rostro entre las manos. —Escúchame. Esto no termina aquí, pero falta poco… no jugara contigo mucho mas tiempo pero por ahora tenemos que hacerlo sentir en control El mensaje se envió. El tiempo se detuvo. Y aunque el reloj seguía corriendo, en ese momento, Claudia supo que el juego había vuelto a empezar. Claudia aún tenía los dedos sobre la pantalla cuando el teléfono volvió a vibrar. Solo unos segundos después de enviar su mensaje sumiso, Javier respondió. "Bien, putita. ¿Quién es mi putita feliz?" Claudia sintió que la bilis le subía a la garganta. No por el mensaje en sí —ya estaba acostumbrada a sus juegos, a las palabras humillantes, al tono burlón que usaba como si fuera una forma de cariño—, sino por lo que implicaba: que él seguía allí, que no la dejaría respirar, que no importaba cuánto intentara alejarse, siempre la alcanzaría con una sola palabra. Mariana la miraba, atenta, expectante. No hacía falta preguntar qué decía. Bastaba con ver cómo se le tensaba la mandíbula, cómo apretaba ...
... los labios, cómo sus ojos se oscurecían como nubes cargadas de tormenta. Claudia bajó la mirada al teclado, y con una mezcla de repugnancia y necesidad, escribió: "Yo, mi señor. Soy tu putita feliz." Sus dedos se quedaron un instante sobre la pantalla, como si dudaran. Como si una parte de ella aún creyera que podía huir. Pero no había escapatoria. Envió el mensaje. Y antes de que pudiera levantar la vista, el teléfono volvió a sonar. "Bien, putita. Hoy será un largo día. Primero, como la otra vez, debes buscar a tu ayudante. Todo debe quedar grabado. Luego, me gustó tanto lo del parque que lo repetiremos… pero esta vez será diferente. Y después… busca un plug anal. No te quejes, solo hazlo." Claudia sintió que el aire se le escapaba. Como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. El mensaje no era solo una orden: era una promesa de humillación. De violación a su cuerpo, a su intimidad, a su mente. No podía respirar bien. No podía pensar. Sus ojos se llenaron de un terror que no necesitaba palabras. Su rostro se contrajo en una mueca que no era llanto, no era grito, era algo más profundo: la cara de alguien que acaba de entender que no hay puerta de salida. No dijo nada. No podía. Solo levantó el teléfono, con las manos temblorosas, y se lo pasó a Mariana, que lo tomó con una mezcla de furia y impotencia. Mariana leyó el mensaje en silencio, y a medida que sus ojos se movían por la pantalla, su expresión iba cambiando: de la sorpresa al asco, ...