Mi hermana, sus amigas y la madre que las parió - Relatos Eróticos

Mi hermana, sus amigas y la madre que las parió

... dar con la zapatilla, pero parece que no se lo ha tomado tan a la tremenda como yo me temía. Porque ha tenido que ser algo impactante para ella ver a Lulu cabalgando a Nando como una amazona y oírlos decir a los dos que se corrían.

-Yo creo que hasta se ha puesto cachonda vuestra madre. – apostillo Bea – Cabreada, seguro que lo está, pero por lo colorada que tenía la cara creo que se le ha humedecido el chumino.

-Es que no es para menos, - dijo Lola riendo nerviosamente y poniéndose el bañador – y menos mal que no ha llegado cuando estábamos las cuatro despatarradas esperando que nos comiese el coño.

-Pues ahora habrá que contarle todo. – dijo riendo de forma maliciosa Lulu – Le voy a explicar con pelos y señales como ha ocurrido todo, desde el principio, desde que Violeta ha conseguido sacarle a Nando todo su potencial. Porque yo creo que Bea tiene razón, y si esta cachonda será menos dura en su castigo o por lo menos estará dispuesta a dialogar como ha ocurrido.

-A mí me parece que a mi hermana y a mí, por lo menos a mí, - dije yo realmente atemorizado – me va a poner en la puta calle, no creo que me perdone haberle quitado la virginidad a su hija pequeña.

-Pero si tu no le has quitado nada, - dijo riendo Lola ya más calmada y más alegre – yo diría que más bien ha sido ella la que te ha desvirgado a ti, y de paso a ella misma, porque vaya forma de insertársela ella solita, que bestia, hasta a mí me ha dolido. Y no tengas miedo que mi madre no te va a echar la ...

... culpa, seguro que incluso se pondrá de tu lado y te defenderá de las cuatro locas que te han llevado al límite.

Recogimos todo, hasta llevamos las dos grandes toallas a la lavadora y la pusimos en marcha para tenderlas cuando terminásemos de comer, y por fin todos con cara de avergonzados nos sentamos en la mesa de la cocina donde Lau había depositado los menús encargados. Nada más empezar a comer, fue Lulu, que daba la impresión que era la que mejor se llevada con su madre, la que tomó la palabra, y tal como lo había sugerido, empezó a explicarle todo, desde que entraron por la mañana a mi dormitorio, como le había dejado de reluciente y en perfecto funcionamiento su portátil, que se había preocupado de hacer mi trabajo en agradecimiento a esa reparación, e incluso que me había preparado el desayuno.

Hasta ahí, todo iba bien, pues Lau escuchaba y nos miraba uno a uno de vez en cuando, pero sobre todo a mí, o por lo menos eso me parecía. Pero de pronto le explico que al enseñarme cómo funcionaba la lavadora, me había enseñado una de sus braguitas y lo que sobre el tema hablamos, momento en que su madre arqueo sus cejas demostrando su asombro, pero sin decir nada, y después como me había recibido Violeta que acababa de llegar, como me puso “firmes al muñeco”, que fue como definió mi erección, y que hizo sonreír a Lau, y todo lo que había ocurrido a partir de ese momento, con pelos y señales, tal como había dicho que haría.

Hubo un momento en que pensé que su madre la ...