Mi hermana, sus amigas y la madre que las parió - Relatos Eróticos

Mi hermana, sus amigas y la madre que las parió

... vosotras también, - dijo tras un largo minuto en que todos estábamos pendientes de sus palabras – que dese que concebí a Lulu no he vuelto a tener relaciones sexuales, he dedicado mi vida a cuidar de mis dos hijas, trabajando y procurando enseñarlas a no cometer los mismos errores que yo de joven.

-Y tú que haces sinvergüenza. – me dice señalándome con el dedo de forma acusadora – Traicionas mi hospitalidad, montas una orgia con cuatro descerebradas y encima en mi propio dormitorio, te follas a mi hija pequeña en mi cama y la desvirgas, y si no llego a venir, también a la otra, a la negra e incluso a tu propia hermana que también está bajo mi tutela.

Nos quedamos todos callados esperando que nos dijese que consecuencias iban a tener nuestros actos, pero lo que ninguno esperábamos es que sus conclusiones fuesen tan benignas, pues dijo:

-Y lo voy a decir solo una vez, así que tomar buena nota. A partir de hoy Nando queda eximido de las tareas de lavado, solo hará sus tareas de limpieza y culinarias, y arreglara su dormitorio, ya que como ha dicho Lulu no puede saber, por lo menos de momento, de quien son las bragas y demás prendas nuestras que lavamos. Otra de las cosas de las que se cuidará será de reparar cualquier avería, puesto que es un manitas según su madre, y que visto como ha dejado el portátil, es una realidad. Las demás obligaciones seguirán tal y como las dije ayer, pero una vez terminadas, ni se os ocurra volver a montar otro festival como el de hoy. ...

... ¿Entendido?

En el más absoluto silencio asentimos todos, cabeceando e incapaces de mirarla a los ojos pues bastante teníamos con saber que no iban a haber consecuencias tras lo ocurrido, pero a la vez tremendamente abatidos al comprobar que no podríamos disfrutar de nuestra sexualidad libremente. Solo Violeta fue capaz de formular una pregunta:

-Lau, gracias por ser tan comprensiva, y espero que no digas a mis padres nada de lo ocurrido. ¿Pero podré volver alguna mañana a tu casa para bañarme con mis amigas?

-Por supuesto, puedes venir todos los días si quieres, lo único que os he prohibido es montar otro festival como el de hoy, totalmente descontrolado. Pero eso no quita que, si yo estoy presente, y bajo mi supervisión, si te apetece te folles a Nando, a Bea, o a cualquiera de mis hijas si están de acuerdo, pues parece que no os dais cuenta de que a mí no me molesta que desfoguéis vuestra calentura, lo que realmente me ha molestado es que ni siquiera me hayáis tenido en cuenta, y ese reproche va sobre todo dirigido a mis hijas, que me conocen y saben de mi carácter abierto y permisivo.

-Y ahora, como castigo, vosotras cuatro vais a recoger todo, y mientras tanto Nando se va a tener que esmerar y mucho para demostrarme que lo que os ha hecho a vosotras merece realmente la pena, vamos niño que llevo veinte años sin que nadie me limpie mi felpudo.

Cogiéndome de la mano y ante el asombro de las cuatro jóvenes, tiro de mi llevándome aterrorizado y casi a la fuerza ...