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Arakarina (01: Una chica cualquiera, Introducción)
Fecha: 01/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Hetero Autor: george45winer, Fuente: SexoSinTabues30
... tal vez y la dejarían integrarse a la charla. Sin embargo sus suposiciones no eran ciertas ni de broma. Al momento de la visita su madre se limitó a llamarla para que sirviera el café y los bocadillos. Las instrucciones habían sido precisas, «no quiero que intentes hacer figura, ni que te hagas la importante, haz lo tuyo, únicamente». Y así fue, lo hizo soberbiamente, tan excelsamente que pudo mirar al invitado por todos los ángulos sin que éste pudiera darse cuenta, lo encontraba realmente apuesto y formal, su voz sonaba concreta, y su dicción hablaba de una persona perfeccionista, no lucía viejo, tampoco era un muchacho, pero eso le sentaba bien, su mirada lucía atenta y sincera, aunque no el resto de su cara, la cual sonreía muy a su pesar, soportando las leladas de su madre. Esto, ese disgusto respecto a la charla de su madre, era lo que más le agradaba a Helena, que no se dejara engañar. Todo salió perfecto. Hasta que se tropezó con la alfombra, regando las galletas por la sala. Vio que su madre se aproximó como un fantasma milenario y horrendo, y comenzó a verter sobre ella toda clase de ofensas, luciéndose como siempre, echándole a perder su ánimo, humillándola como tantas veces. ¿Era tanto su celo?. A juzgar por sus actos, Doña Imelda, su madre, tenía un alma que estaba muerta desde hacía mucho, y lo único que podía transmitirse de ésta era un inmenso gusano espiritual que se sentía sediento de estropear su vida. La odiaba a ciencia cierta. Lo demás ...
... escapó de su mente, grabándose solamente la intervención del invitado, su mano tomándole el hombro y diciéndole, «no se preocupe, descuide», con esa mano protectora, con esa voz salvadora. Sólo los que vivían en esa casa sabían que ese tipo de escenas eran comunes, casi diarias, y que para desventura de la muchacha, Julio no vivía ahí, que no estaría haciendo guardia todo el tiempo para interceder por Helena, que ya se marcharía en algún momento, y Helena quedaría nuevamente sola. A Helena los cuentos de hadas que hablan de madrastras o hermanastras perversas no le hacían gracia. Madrastras y hermanastras no hacían figura frente a esa combinación de ambas que parecía ser su madre. IV Helena contaba con un secuaz que era su cuarto, y otro que era su camino a casa desde el colegio. Este último era fundamental, era su alianza con el mundo exterior. Su madre en su tacañería la condenó a regresar a pié desde la escuela, situación ilógica si se sabe que Helena fue inscrita en un colegio exclusivo de damitas para evitar su contacto con chicos. Aún así, Helena fue su propio guardián, pues era más bien antipática con los muchachos, y también con las muchachas. A cambio de esa condena de su madre que le obligaba a padecer tremendos soles en verano, y lluvias, y frío el resto del año, ella se cobró una hora de libertad, ya que salía a las doce treinta del colegio, y llegaba a las dos de la tarde, siendo que de camino a casa se hacían treinta minutos. Esa hora también era suya, en ...