-
Historias de un pediatra
Fecha: 05/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Gays Incesto Autor: pisofshet, Fuente: SexoSinTabues30
... con la boca seca. «David, hazme un favor». Le dije al padre del niño, mientras tomaba al niño para ir acomodándonos a una mejor posición. «¿Me pasas el tubo de lubricante que está en el cajón de mi escritorio?» David, quien tenía los pantalones abajo y se pajeaba mirando nuestra escena, se acercó y me pasó el tubo de lubricante. «Gracias,» le dije, y me dispuse a untar mi dedo con el gel transparente. Fabián, que ya se movía inquieto, se apoyó en sus manos y en la barra de la camilla, mostrando su culito terso y perfecto. «Quiero también la lechita de papito» dijo el angelito. Comencé a masajear suavemente la entrada de su recto con la punta de mi dedo, sentando la base para lo que vendría. El niño jadeó, y su papá se acercó a su cara, ofreciendo su miembro. «Aquí la tienes, mi vida,» dijo David, y Fabián se lo metió en la boca. El sonido de su papá gemir era la melodía perfecta. Con mi dedo ya deslizando por la cavidad caliente del niño, la sensación era exquisita. La tensión se rompió con un susurro. La punta de mi dedo penetró, y Fabián se detuvo un instante, con la boca llena. «Sigue, mi héroe, sigue,» le susurré, y Fabián retomó el ritmo, succionando el pene de su papá. Mi dedo se movió con lentitud, buscando la profundidad que sabía que a Fabián le gustaba. Sentí la resistencia de sus músculos, y su garganta se movió en un sonido ahogado. El placer en su rostro era evidente, y mi propio deseo se disparó. Con cada centímetro que adentraba, la excitación en ...
... la sala se hacía palpable. David se acercó más, apoyando una pierna en la camilla, y la emoción se intensificó. «¿Te gusta, mi niño?» Preguntó, su respiración jadeando. Fabián asintió, con la boca llena. Yo continué mi exploración, metiéndole mi dedo lentamente. Podía sentir el calor y la humedad que lo rodeaba. La tensión en su cuello se iba diluyendo, y su respiración se volvía cada vez más profunda y ronca. «Veo que estás listo para el doctor Domínguez,» dije con una sonrisa, y le acaricié la espalda. «¿Por qué no le haces un buen chupetón a papá, y yo te mostraré lo que puedo con tu culito?» Fabián, sin dejar de mamar el pene de su papá, asintió, y se excitó aun mas. Su papá, con la cara roja de la emoción, me miró con la aprobación brillando en sus ojos. «Vamos, David, deja que tu niño se divierta un rato,» le susurré, y comencé a acercarme a la abertura que ya se abría por si sola. Con la punta del dedo ya adentro, mi erección me rogaba que continuara. Me coloqué detrás de Fabián, con mi pene a la altura de su culito. Acaricié la piel suave con mi miembro, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Su respiración se aceleró, y la emoción se apoderó de mi ser. «Eres un vicioso,» le susurré, y le di un cachete en el culo. Fabián, sin dejar de chupar la verga de su papá, se rió y se movió para que mi pene pudiera entrar en contacto con su abertura. Con la precaución de un artista, uní mis labios a la piel de su cuello, mordisqueando suavemente. Su papi me ...