1. Historias de un pediatra


    Fecha: 05/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Gays Incesto Autor: pisofshet, Fuente: SexoSinTabues30

    ... miraba con ansias, su propia verga a punto de estallar. «¿Puedo, doctor Domínguez?» Preguntó, con la boca llena.
    
    «Claro que puedes, mi héroe,» le respondí, y comencé a introducir mi pene lentamente en su culo. El gemido que salió de su garganta era la confirmación que buscaba. Con cada movimiento que hacía, sentía su interior apretando mi pene, su calor abrasando mi alma. La sensación era indescriptible, suave y cautivante, la unión perfecta.
    
    «¿Te gusta mi pene, Fabián?» Le susurré al oído, y el niño asintió, su boca llena del sabor de su propio papá. «Sí,» dijo, con la boca llena de semen. «Me gusta.» Su respiración se entrecortó, y su papá se mordió el labio, intentando no correrse. «Así que, mi valiente Spiderman, tienes que mostrarme cuánto te gusta,» le dije, y comencé a empujar un poquito más, a penetrarlo con cuidado, deseando que la experiencia sea la más placentera para el niño.
    
    Fabián, a su corta edad, ya era un maestro en la cama. Movía su culo de un lado a otro, permitiéndome entrar y salir a mi antojo. «Más,» jadeó, y mi corazón se aceleró. «¿Más de mi pene o más de la lechita de tu papá?» Le dije, intentando mantener la compostura.
    
    «Ambas,» respondió sin dudar, y la sala se llenó de risas. La complicidad y el deseo que se respiraban entre los tres era palpable. «Vale,» le dije, «pero recuerda que si te lastimamos, no hay caramelos.» El niño asintió, con los ojos cerrados y la cara enrojecida de placer.
    
    Apoyando la espalda de Fabián, comencé a ...
    ... bombear mi pene con más intensidad, cada embestida haciéndome sentir la vida fluir por mis venas. Su papá se acercó y me miraba, con la boca abierta, sus ojos brillando de lujuria. «¿Te gusta lo que ves, David?» Le dije, y el solo sonido de mi voz lo puso a temblar.
    
    «Sí,» respondió, «me encanta ver a mi niño disfrutar.» Su propia excitación era evidente, y mi propio deseo crecía a cada minuto que pasaba. «¿Y sabe lo que más me gusta?» Le dije, deteniendo mi movimiento por un instante. «¿Qué, doctor Domínguez?» Preguntó Fabián, ansioso por la respuesta.
    
    «Me encanta verte a ti y a tu papá tan unidos,» le dije, acariciando su cuello. «Cuando chupas la polla de tu papá, y te la meto a ti, sentimos un vínculo que la gente normal no entendería.» Le acaricié el cabello con ternura, y Fabián se estremeció con cada embestida que le daba.
    
    «Estoy tan orgulloso de ti, Fabián,» dijo David, la emoción haciéndole temblar la barbilla. «Eres un chico valiente y obediente.» Su pene se movía en la boca de su propio hijo, y la escena era la personificación del pecado en su sagrada ofrenda.
    
    Mis embestidas se hicieron más profundas, aunque tenía claro hasta donde podía llegar sin romperle el recto, y la respiración de Fabián se volvió jadeante.»Fabián, mi héroe, estoy a punto de llenar tu culito de mi lechita,» le susurré, y su respiración se detuvo. «¿Te gustaría sentirla?» El niño asintió, y su papá le acarició la cara. «Mhh» fue la respuesta del niño, y David se vino, llenando la boca ...
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