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Remedios: Reme para las amistades
Fecha: 10/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: UGUI, Fuente: CuentoRelatos
... los amantes que he tenido, ninguno ha superado a Manuel en grosor de polla y volumen de testículos. Sus huevos eran una delicia. Mi pasión en tenerlos durante tiempo en la boca se convirtió en adicción para mi libido. Eso fue lo que casi me engancha para dar paso al enamoramiento. ¿Te puede enamorar un hombre porque te gusta tener sus testículos en la boca? Puedo asegurar que sí, conmigo aquel par de huevos casi lo consiguen. Debo agradecerle a Manuel, que siendo amante mío, me preparó bien el recto. Siempre me han gustado los imposibles, me gusta superar retos, a Reme le pasa igual. El grosor de aquel rabo predecía una dada por el culo dolorosa y casi imposible. Mi reto fue conseguirlo. No solo conseguí que aquella polla entrara en mi culo y que me lo follara, conseguí en el mismo acto, meterme a la vez sus grandes huevos en el coño. Esto me mataba de placer. Era inevitable no orinarme, y me encantaba hacerlo sobre sus testículos cuando me los sacaba. La avanzada edad de Manuel no le impedía someterme a folladas duraderas y fuertes, el cabrón sabía manejar muy bien los tempos de su vigor. Dicho claro, sabia follar. Me gustaba demasiado follar con él, vi peligrar mi voluntad y ser sometida a la suya. Apareció en mi vida oportunamente una chica muy especial y muy joven. Casualidades de la vida, coincidimos en una conferencia en la misma universidad donde trabajaba, que trataba sobre el liderazgo de las mujeres en el mundo social. Debo reconocer que me fije en ella por ...
... su etnia, la cual siempre me ha creado fascinación. Era japonesa. Reme, una vez estuvo liada con un japonés, la verdad que a mí no me producía ningún interés. Era como una figura tallada de talco, su hermosura pálida era cautivadora. Había algo en ella que me causaba interés desde el primer momento que la vi. Sonreía casi constantemente, porque casi constantemente recibía el saludo de alguien. Lógicamente una presa de esta especie tiene muchos cazadores al acecho. Me acerqué a ella sin mostrarle interés, hice que se viera envuelta en una situación cómica conmigo, esto siempre funciona. Paseando con mi copa de coctel servida para la ocasión, pasé por detrás de ella en el momento que un cazador de bellezas aficionado se acercaba a saludarla, mi pie intencionadamente zancadilleo pidiendo disculpas a ese don Juan, para que el contenido de su copa, con el traspiés salpicara a la muñeca de talco y a mí. ¡Carambola! Las dos nos miramos, sonreímos y nos fuimos juntas riéndonos por la situación a los servicios, para arreglar el estropicio en nuestros respectivos vestidos. Empecé a ejercer el control desde el momento que la cogí del brazo y la hice entrar con una sonrisa, en señal de acierto cómplice, al cuarto de cambiar los pañales. Ella aceptó y entró conmigo dentro del habitáculo. No le di motivos para la reflexión ni la duda cuando le desabroche la blusa que llevaba y se la quité para ponerla y mojarla, bajo el grifo, excusa para limpiarle la mancha. La ausencia de ...