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Remedios: Reme para las amistades
Fecha: 10/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: UGUI, Fuente: CuentoRelatos
... cautivé la mirada y ella cabizbaja pero sin dejar de mirarme me sonrió pícaramente. Al llegar a ellos, sin mediar palabra alguna, la cogí de la cintura y le dije al oído que en mi casa había una botella de cava esperándonos. En el taxi me senté en medio de los dos, durante el trayecto a ella le cogí la mano y me le lleve a mi muslo. Ella al principio tenía el puño cerrado, pero sus dedos fueron abriéndose y empezaron sus tímidas caricias. Él fue bruto, y torpe en acariciarme la rodilla. Le susurré al oído que a partir de aquel momento su rol era el de obedecerme y que no podía hacer nada si yo no le daba permiso. Lo dejé seguramente arrepintiéndose de haber propuesto la cita a su mujer al ver la indiferencia con que lo trataba. Llegamos a casa, puse el cava en una cubitera y tres copas sobre una bandeja, le ordené a él que la cogiera y nos siguiera a mí y a su mujer a la que llevé cogida de la mano hasta mi habitación. Cuando llegamos a la habitación le ordené a él que se desnudara, y así lo hizo, se apuntó al juego y por lo que vi le gustaba, no sabía el pobre lo que ocurriría. Siempre me han gustado los fetiches sexuales y teniaa en la habitación unas esposas y cuerdas. Lo hice tumbar en la cama y su mujer me ayudó a enmanillarlo de pies y manos a los barrotes de la cama. Con las piernas abiertas y los brazos en cruz su imagen era más bien patética. Él se reía y su mujer también, les hacía gracia y a mí me hacían gracia la verdad, ellos. Serví dos copas una ...
... para ella y otra para mí. Empecé desnudándola despacio, hice caer su vestido al suelo y empecé a hacerle caricias y darle pequeños besos por todo su cuerpo. Me encantaban aquellos pezones largos puntiagudos y duros. Las mujeres que tienen poco pecho, sé por experiencia que tienen los pezones más sensibles de las que tenemos más pecho o pechos grandes, se les agudiza el dolor y el placer a la vez. A ella la puse cardíaca. Me desnudé y ambas desnudas nos subimos a la cama. A él le caía la baba y su erección era potente, su polla sin ser grande era gruesa, pero ni su pene ni él tenían un atractivo especial para mí. Su mujer sí. Nos dimos un morreo largo enlazando nuestras lenguas y pasándonos las salivas. La noté que ardía, le toque la vulva y estaba mojada, la situación le gustaba. La tumbé sobre su marido y le abrí las piernas, me dediqué largo rato saboreando las mieles de su coño, debo reconocer que la cabrona sabía deliciosamente bien. El succionamiento de clítoris no fallaba y cuando yo quería que se corriera lo hacía, ella flipaba conmigo, jamás le habían comido el coño así y como me lo dijo, le dije que lo repitiera a su marido para que lo oyera y darle envidia. Él empezó a cansarse seguramente de estar atado y no participar en nada, y empezó a protestar. Para que se callara le propuse un reto, si me hacía correr comiéndome el coño, lo soltaba, tenía cinco minutos de coño en boca para conseguirlo. Me senté sobre su boca y senté a su mujer sobre su polla. Su mujer con mis ...