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Remedios: Reme para las amistades
Fecha: 10/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: UGUI, Fuente: CuentoRelatos
... Seguramente será la razón por la que llevamos tiempo sin vernos ni enrollándonos, ya las dos hemos pasado los sesenta. Aún recuerdo conversaciones de adolescente cuando entre las dos comentábamos como seria nuestra vida a los sesenta años, cuando fuéramos viejas, entonces para nosotras una mujer de sesenta años era una vieja. Quizás sí seamos viejas, pero si es así, somos dos viejas zorras que cazan cachorros, cuando quieren y como quieren. El caso es que la cabrona se ha follado a mis hijos y yo no, y no puedo follarme a los suyos porque no tiene. Y pensar que cuando eran pequeños, Reme más de una vez me había ayudado a ponérmelos en los pechos para amamantarlos, y más de una vez la amamanté a ella. Que de caliente iba yo en aquella temporada. Era una tarde de otoño donde la chimenea ya encendida del hogar prestaba al romanticismo calentando la habitación, la decoración perfecta era el gran ventanal que permitía ver los colores cambiantes de las caducas hojas de los árboles del bosque cercano preparándose para caer y terminar su ciclo. Mis hijos dormían en sus cunas y yo estaba escuchando música y leyendo a un clásico del erotismo Pierre Louÿs, ese autor me fascina y hace que ardan mis deseos. Estaba sola en la gran casa que había alquilado para llevar la maternidad en tranquilidad con mis hijos. No es que en mi casa no podía estar a gusto, era simplemente para aislarme un poco de todo mi entorno. Había sido madre y ahora debía de reflexionar como encarar los ...
... tiempos que me vendrían y de qué forma y manera mejor los podía llevar. La inmobiliaria a la que le alquilé la gran casa, puso a mi disposición un jardinero, que a la vez me hacía de mayordomo. La mayoría de veces le mandaba hacer mis encargos en el pueblo cercano y yo apenas me movía de la finca. Pepe, que así se llamaba aquel buen hombre, debería tener los setenta años aproximadamente o quizás alguno más. Era un hombre más bien frágil de apariencia, con barba corta y blanca ya de la edad al igual que su pelo, pero era muy servicial, y lo fue más. El aislamiento me provocaba sueños eróticos, los libros que leía estaban cargaos de sexo. Cerraba los ojos cuando les daba de amamantar a mis hijos, me imaginaba que eran los labios de cualquiera de mis ex amantes, y me calentaba de sobremanera. Nunca había mirado a este hombre tan simple con deseo sexual, al contrario cuando la agencia me lo envió, me agradó precisamente porque no me produjo interés alguno, y así me protegía a mí misma de mí lívido. Aquella tarde era romántica. Regresó Pepe del pueblo con mis encargos, yo estaba amamantando a mis hijos, le indiqué donde debía de poner las cosas que llevaba y lo miré. Me parece que se percató de mi extraña mirada porque me pareció verlo nervioso y un poco tembloroso. Quizás era por la imagen que le ofrecía, tumbada en el gran sofá, casi desnuda y con mis dos hijos mamando de mis pechos. Terminaron mis hijos su merienda, y los acosté en sus cunas. Volvió Pepe de la cocina para ...