1. Mis días en el convento.


    Fecha: 15/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Sexo con Maduras Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... me ayudo para eso.
    
    Todo anduvo bien hasta cuando cumplí los dieciséis años. Hasta entonces el comportamiento de Sor Denisse había sido impecable, después comenzó a pedirme y a hacerme hacer algunas cosas extrañas. Casi todas las noches la debía seguir a la iglesia, desnudarme completamente delante del altar, mientras ella y el confesor, padre Antonio, me contemplaban y escrutaban mi cuerpo desnudo. De tanto en tanto me instruían de agacharme, girar, levantar los brazos sobre mi cabeza, para poder examinarme desde todos los ángulos, nunca me tocaban. Las primeras veces estaba muy avergonzada, luego me fui acostumbrando.
    
    Ellos no hablaban conmigo, bisbiseaban algo entre ellos y mientras hacían comentarios susurrados, asentían moviendo sus cabezas. Había algo entre ellos que comenzaba a preocuparme; es verdad que Sor Denisse siempre me trató como una hija y se había preocupado de mi bienestar personal, nunca me insinuó nada de carácter sexual, su comportamiento era perfecto en lo que a mí respecta, pero todo esto me daba que pensar.
    
    Todo este extraño comportamiento duró algo más de una semana; no sé porque pensé que era una especie de prueba, tal vez para acostumbrarme a mi desnudez y no para exhibirla por algún oscuro placer prohibido y pecaminoso. También me dijeron que no debía revelarlo a ninguna de las chicas. La última noche que me contemplaron toda desnuda, padre Antonio dijo que era perfecta, se acercó y acarició mis senos, luego sus manos recorrieron mi ...
    ... cuerpo desnudo y se detuvieron sobre mis incipientes vellos púbicos, cosa que me hizo estremecer. Luego me vistieron con una túnica blanca, debajo totalmente desnuda. Ambos me miraron en forma circunspecta y dijeron que estaba lista. No tenía la menor idea a que se estaban refiriendo, pero pronto lo descubrí. Ambos desaparecieron en la sacristía dejándome allí en pie en medio al altar por cerca de media hora. Cuando regresaron estaban un poco nerviosos. Sor Denisse me comunicó que el día siguiente me convertirían en “Hija de Dios”. No me explicó que significaba eso, pero me había acostumbrado a no discutir sus decisiones o enseñamientos, tanto de ella como de los otros padres que ocasionalmente nos instruían.
    
    A la noche siguiente, después de la oración, me llamó a su oficina. Estaba allí la enfermera del convento. Yo ya la había visto antes, las veces en que no me había sentido bien de salud. Ella era joven y muy amable con nosotras; también ella era monja, pero no vestía el habito religioso, siempre vestía el uniforme de enfermera. Ocasionalmente las chicas venían mandadas a ella cuando regresaban después de las vacaciones para verificar que no regresaran con enfermedades. Yo nunca tuve esa posibilidad porque nunca dejaba el convento. Justamente por esto que no entendía porque ahora debía someterme a una visita. Una vez que me saludó me dijo de desvestirme. Ya estaba habituada a hacerlo y no me preocupé mucho. Me hizo recostar sobre la camilla y, quedé estupefacta cuando ella ...
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