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Mis días en el convento.
Fecha: 15/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Sexo con Maduras Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30
... también se desnudó y Sor Denisse lo imitó. Inmediatamente noté el enorme pene duro del cura y las grandes tetas redondas y pesadas de Sor Denisse, la cual tenía su coño limpiamente afeitado, excepto por unos ralos vellos que tomaban la forma de una cruz sobre su monte de venus. Me asusté, sentía y comprendía todo, pero no podía moverme ni hablar. Me di cuenta de que había sido drogada con alguna extraña substancia. El padre Antonio subió sobre el altar, él tenía mas o menos unos cincuenta años. Se inclinó sobre mí y comenzó a besarme por todo el cuerpo, desde el cuello hasta los pies; deteniéndose levemente sobre mis pezones y mi pelada vagina, para proseguir de nuevo hasta mis pies, obviamente sin olvidarse de tomar el crucifijo para persignarse y orar en un murmullo. Terminado su ritual, Sor Denisse tomó su puesto e hizo lo mismo que había hecho él. Estaba fascinada del enorme pene de padre Antonio, me gustaba verlo como se balanceaba y mecía de lado a lado en forma imponente. También él tenía su pubis depilado. Era el primer pene verdadero que veía y realmente me pareció asombrosamente atractivo, pero estaba impedida de decírselo o demostrárselo. Sor Denisse era mucho más joven; me llamaba la atención su diminuto coño depilado, tampoco había visto otro coño más que el mío. Después de eso, Sor Denisse fue a buscar un poco de agua bendita, la trajo en un acetre labrado en plata y oro, después de una breve oración, vertió del agua sobre el pene del padre Antonio ...
... susurrando una especie de oración y en seguida hizo lo mismo con su vagina. A continuación, vinieron donde mi y mientras oraban arrodillados ante mí, procedieron a lavar mi vagina con agua bendita. El padre Antonio se levantó y trajo una enorme cruz de detrás del altar y la posó sobre mis senos, una punta llegaba a mi cuello y la otra cerca de mi ombligo, después se colocó entre mis piernas y la levantó exponiendo mi vagina ligeramente abierta, pensé que se preparaba para penetrarme. Había escuchado hablar a las chicas de estas cosas y ahora me parecía que él quería hacerme la fiesta a mí. Todas sabíamos como se hacen los bebes, cuando un hombre mete su pene en la vagina de la mujer y le regala su semen para fecundar su ovulo mensual, sabía que no era esa la situación para mí y también Sor Denisse lo sabía porque controlaba mis periodos en forma regular; ahora me faltaban al menos dos semanas para ello. Sor Denisse se acercó a mí y se quitó su cornette y su velo, me pareció que ella no podía tener más de treinta o treinta cinco años. Su cuerpo estaba tonificado, con largas piernas, cabellos muy cortos y rubio dorado. Lo que más llamaba la atención eran sus grandes tetas muy duras y redondas, se movían casi al mismo tiempo que todo su cuerpo, sin rebotes ni balanceos. Su figura era realmente adorable bajo de sus hábitos religiosos. Me había dicho que me iba a convertir en una de las hijas preferidas del mismo Dios, no sé si había entendido bien lo que eso significaba, ¿tal vez ...