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Mis días en el convento.
Fecha: 15/12/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Hetero Sexo con Maduras Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30
... inició a afeitar mis escasos vellos púbicos. Sorprendida le pregunté el por qué, me dijo que eran instrucciones de Sor Denisse. En los dos años que llevaba en el convento, nunca había escuchado o visto que esto se lo habían hecho a alguna otra chica; además, creo que ninguna de nosotras habría revelado algo tan íntimo. Mientras rasuraba mis pelitos tuve extrañas sensaciones muy parecidas a las que tenía cuando me masturbaba. La enfermera se dio cuenta de mis gemidos y de lo que estaba probando, pero continuó impertérrita, es más, continuo a tocarme y frotarme más intensamente. Me dijo que me relajara y la dejara hacerlo. No pude relajarme, no logré permanecer impasible y cuando ella comenzó a frotar abiertamente mi clítoris, sentí las placenteras sensaciones en mi bajo vientre y luego me estremecí en un delicioso orgasmo. Nunca pensé que una mujer podía hacer que otra mujer se corriera. No sabía cómo había sucedido. Ella me dio la culpa a mí, que había sido yo la causante de todo y que era inútil que lo negara. Me dijo que yo debía lograr controlar esas sensaciones, después de eso se fue dejándome perpleja. Era mi primer orgasmo provocado por otra mujer. Nunca me había masturbado con otra chica, aunque si sabía que algunas lo hacían a escondidas. En el dormitorio se decía que dos muchachas lo habían hecho secretamente; dormían juntas en la misma cama, pero nadie decía nada a nadie, porque serían expulsadas del convento. Se dice que una vez una monja las descubrió y ...
... las llevó delante de la superiora, Sor Denisse, nunca más fueron vistas en el convento. Pero continuando con mi historia; después de haberme depilada completamente, me hicieron tomar una ducha y luego me vistieron con una túnica pesada y me llevaron a la sacristía. Allí encontré a Sor Denisse que inmediatamente me ordenó de desnudarme. Ella y el padre Antonio inspeccionaron el trabajo que había hecho la enfermera. Se dieron atentas miradas entre ellos y asintieron con sus cabezas aprobando por el trabajo hecho. Pregunté que estaba sucediendo y el padre Antonio me dijo que había sido elegida para ser una de las hijas preferidas de Dios. Una vez más me hicieron vestir con una túnica blanca con botones en la parte frontal, debajo solo mi desnudez. Me pusieron al cuello un crucifijo y me llevaron a la iglesia donde en la parte trasera había un segundo altar más pequeño, cubierto por un mantel blanco y circundado con altos candelabros dorados y encendidos. Padre Antonio acompañado de Sor Denisse me dieron una ostia como comunión y me dieron a beber un vino de un cáliz sagrado. Me dijeron que debía beberlo todo. Después de algunos minutos comencé a sentirme un poco extraña. Sabía donde estaba, pero no lograba moverme o reaccionar. Entre los dos me ayudaron a subir sobre el manto blanco del pequeño altar y me hicieron recostar. Sentí un extraño sopor apoderarse de mí, pero no lograba adormecerme. El padre comenzó a desabotonar mi túnica para exponer mi cuerpo desnudo. Luego él ...