1. El confidente de mamá// Cap. 9


    Fecha: 17/12/2025, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... la luz.
    
    —¡Ay, que rico aprietas hija de la chingada! ¡Ufff!
    
    —¡Entiérremela toda, suegro, toda, toda, aaaaahhhh!
    
    La verga entraba y salía, empapada, y relució con cada movimiento, los pliegues se estiraron como pétalos rotos, se abrieron al límite, goteaban más, el clítoris palpitaba, hinchado, expuesto, un botón sucio que latía bajo la luz.
    
    —¡Ay, Dioooos! ¡Viejo cabrón… qué rico me cojeee!
    
    Recuerdo que me acerqué un poco más al desastre donde ocurría todo. Me puse casi al lado de, abuelo para ver cómo la concha de mi madre se estiraba en todo su esplendor para albergar semejante pollón.
    
    Desde mi distancia pude ver su ano latiendo con cada golpe, un anillo oscuro que parecía apretarse, vibrar, como si respondiera al ritmo brutal de la penetración.
    
    —¡Grita, zorra, que se entere el barrio entero que te estoy cogiendo! —rugió el abuelo Agustín, y embistió con más furia a mi madre.
    
    El “slap” de sus huevos contra su culo resonó, un tamborileo húmedo que llenó el cuarto. La verga brillaba, entraba y salía con una velocidad despiadada, los pliegues se abrían más, goteaban jugos que salpicaron los muslos de mi sacrosanta madre, formaron hilos pegajosos que cayeron en la sábana.
    
    —¡Sigue apretando, nuerita… siente cómo las venas de mi tronco palpitan dentro de ti!
    
    Candela gritó vulgaridades, su voz quebrada por un placer salvaje:
    
    —¡Qué rico, cabrón, párteme el coño en dos!
    
    —Te estoy partiendo, hija de puta, y delante de tu hijo.
    
    —¡AAah! ¡Síiii! ...
    ... ¡Qué ricooo!
    
    —¿Te gusta que tu hijo vea cómo eres de puta?
    
    —¡Sí, sí, sí!
    
    —¿Por eso estás chorreando como puta?
    
    —¡Sí, sí, me encanta que me vea!
    
    —Dile a tu hijo que eres una puta calentona.
    
    —¡Aaaah! ¡Aaaaahhh!
    
    —¡Dile a Nandito que te encanta que su abuelo te ponga tus buenas cogidas!
    
    —¡Sí… sí!
    
    —¿Sí qué, Candelita?
    
    —¡Me encanta que tu abuelo me cojaaaa… así de rico!
    
    —¡Grita su nombre mientras lo dices, cabrona!
    
    —¡Hijo, Nandito, me encanta que tu abuelo me coja como una putaaaaa!
    
    Y entonces me corrí ridículamente dentro de mis pantalones, mientras el abuelo comenzó a azotar el culo de mi madre.
    
    Los muslos le temblaron, la carne se estremeció, un orgasmo la atravesó, la vagina chorreó más, un chorro grueso salpicó los huevos del viejo, empapó la sábana, dejó un charco que se extendió bajo sus rodillas. Las tetotas colgaron, los pezones duros rasparon la sábana, dejaron surcos húmedos, las manos se aferraron a la tela, arrancaron fibras con la fuerza de su agarre.
    
    —¡Chorrea, putota, chorrea como se debe! —exclamó el abuelo Agustín, su voz destiló sadismo.
    
    Embistió más rápido, el viejo hijo de puta no se corría, es hora de que no puedo creer que el cabrón durara tanto, porque su verga se hundía hasta la base y chapoteaba, los huevos chocaban burdamente una y otra vez, y como consecuencia, los jugos de mamá salpicaron, cayeron en gotas pesadas que brillaron en la sábana.
    
    Su ano latía, el clítoris palpitó, los pliegues se estiraron al ...
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