El misterio del Hotel Hécate - Relatos Eróticos

El misterio del Hotel Hécate

... esculpidos como mármol vivo, eran casi idénticos—casi.

·Lucian, depilado, su piel lisa y brillante bajo la luz, su erección imponente, recta como una daga.

·Damien, con ese “inicio” de mata oscura que llevaba el ojo directamente hacia su miembro, grueso y palpitante.

Susi tragó saliva. Quería hundir la cara entre ellos, oler el aroma a sal y piel caliente, lamer, morder—

—Huele tan bien… —murmuró, sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta. Damien rio, bajo y ronco, mientras Lucian le extendía una mano: —Ven. Prueba.

No hubo preámbulos. No los necesitaban.

Susi cayó de rodillas entre ellos, sus manos temblorosas acariciando el miembro de Lucian primero—duro como acero bajo la seda de su piel—, su nariz rozando la base de su vientre mientras inhalaba profundamente. Salvaje. Masculino. Él. —El otro también, gatita —susurró Damien, enredando los dedos en su pelo para guiarla hacia su cuerpo. Y entonces, se dejó llevar.

·Boca en Lucian, lamiendo desde las bolas hasta la punta, saboreando el precum como néctar.

·Manos en Damien, acariciando su longitud mientras olfateaba ese vello oscuro, embriagándose de su esencia.

Los gemelos gruñeron al unísono, sus caderas empujando hacia adelante, ahogando sus quejidos en el aire cargado. —Así… tan caliente para nosotros —murmuró Lucian, mientras Damien añadía, con los dientes apretados—: —Y esto es solo el principio.

El aire en la habitación 40 espesó con gemidos roncos y el sonido húmedo de ...

... lenguas explorando territorios vedados. Susi, poseída por una lujuria que le quemaba las venas, dejó que ese algo oscuro en su interior tomara el control.

Boca y Lengua: Devorando a los Gemelos.

Arrodillada frente a Lucian, saboreó su miembro con devoción, enrollando la lengua alrededor del glande para capturar cada gota de su esencia salada. Pero no fue suficiente.

—Quiero probar todo… —susurró, arrastrándose hacia atrás con movimientos felinos, hasta quedar frente a su entrada viril. Lucian contuvo el aliento cuando su lengua, cálida y puntiaguda, se deslizó lentamente alrededor de su anillo muscular. Un gruñido escapó de sus labios: —¡Joder, Susi…!

Ella sonrió contra su piel, probando ese sabor único—salado como el sudor, terroso como el deseo mismo—y hundió la punta de la lengua dentro, sintiendo cómo él se estremecía.

Damien: Amargo y Adictivo, No dejó a su hermano fuera. Girándose, repitió el ritual con Damien, quien, con su mata de vello oscuro y aroma amargo, era un contraste perfecto.

—Así, nena… lame como si te murieras por ello —rugió Damien, agarrando sus caderas mientras ella profanaba su intimidad con la lengua.

De pronto, Lucian la levantó como un juguete, colocándola de espaldas contra el torso de Damien. —Ahora, hermano… —murmuró, mientras Damien abría las piernas de Susi, exponiendo su sexo empapado al aire.

—*Querías probar… ahora nosotros probaremos a ti—gruñó Damien, antes de hundir su lengua en su clítoris al mismo tiempo que Lucian ...