El misterio del Hotel Hécate - Relatos Eróticos

El misterio del Hotel Hécate

... penetraba su boca.

Susi gritó, atrapada en un ciclo de placer y sumisión, mientras los gemelos la usaban como su banquete personal.

La habitación se convirtió en un laberinto de cuerpos entrelazados, donde Susi era devorada y devoraba a su vez, perdida en un torbellino de lenguas, dedos y susurros obscenos. Los gemelos la manejaban como un instrumento, rotando posiciones con precisión depravada, asegurándose de que ningún centímetro de su piel quedara ignorado.

Doble Penetración Oral: Lucian y Damien se colocaron frente a ella, sus miembros palpitantes rozándose contra sus labios. "Ábrela bien, gatita…" murmuró Damien, antes de que ambos deslizaran sus cabezas dentro de su boca al mismo tiempo, llenándola hasta las lágrimas. Susi ahogó un gemido, las lágrimas corrían por sus mejillas mientras chupaba y lamía, el sabor salado de ambos mezclándose en su lengua.

Asalto a los Senos: Lucian se arrodilló detrás de ella, mordisqueando su cuello mientras Damien se abalanzó sobre sus pechos, succionando un pezón con fuerza mientras sus dedos torturaban el otro. "Mira cómo se ponen duros… ¿Te gusta que te usemos así?" susurró Lucian, clavando los dientes en su hombro.

Doble Servicio Trasero: La voltearon boca abajo, exponiendo sus nalgas temblorosas. Lucian se encargó de su coño, lamiéndola con largas lenguetadas desde el clítoris hasta el ano, mientras Damien enfocaba su atención en ese pequeño anillo muscular, escupiendo sobre él antes de clavar la lengua adentro. Susi ...

... gritó, enterrando los dedos en las sábanas, sus caderas empujando hacia atrás contra sus bocas como una perra en celo.

Cambio de Roles: Sin previo aviso, los gemelos intercambiaron lugares: Damien ahora entre sus piernas, Lucian en su trasero, luego Lucian en sus senos, Damien en su boca…

Cada cambio era una nueva ola de placer, una sorpresa sucia que la hacía gemir más fuerte.

En un momento, Susi quedó aplastada entre ellos, Lucian frotando su erección contra su trasero mientras Damien se frotaba contra su vientre, sus miembros grandes y calientes dejando marcas húmedas en su piel.

"Mírala… ya ni puede hablar" rio Damien, antes de morderle el cuello, marcándola.

"Pero aún puede gemir" corrigió Lucian, deslizando dos dedos dentro de su coño empapado.

Y gemir era todo lo que Susi podía hacer.

El aire se cortó con un gemido desgarrador cuando los cuerpos de los tres chocaron en un éxtasis depravado.

La Penetración, Lucian y Damien la levantaron como un muñeco de carne, sus músculos tensos bajo su piel sudorosa, alineando sus erecciones palpitantes contra sus entradas empapadas.

Damien adelante, la cabeza de su miembro grueso rozando su clítoris hinchado antes de hundirse de golpe en su coño, estirándola con un solo empujón brutal.

Lucian atrás, escupiendo en su mano para lubricar su longitud una vez más, antes de abrirle el anillo con los dedos y, sin piedad, clavarse hasta el fondo en su trasero.

Susi gritó como una posesa, los ojos en blanco, ...