El juego de los intercambios - Relatos Eróticos

El juego de los intercambios

... y acercó la boca sacando la lengua metiendo la punta en la vagina. Teresa gimió y me miró y me apretó más la mano.

—Que Jaime me perdone, me está gustando mucho tocarte.

—Que Jaime me perdone, me está gustando mucho que me toques.

—Si me dijeses que con lo que le estás haciendo no te gustase, sería cuando me ofendería, ya suponemos que te gusta. —Me miró y dijo:

— Sigo, al ser el primero... —Y volvió a sacar la lengua y la pasó por toda la vulva entre besándola y lamiéndola, se tomó un buen rato. Teresa gemía cada vez más y respiraba agitada. Me cogió la cabeza y me besó con lengua, un beso muy sexual, se tuvo que separar para gemir, me perdí esos segundos de lo que le hacían. Cuando volví a mirar, con el dedo acariciaba el clítoris. Ahora no solo brillaba le resbalaba una pequeña mucosidad. Teresa me apretaba cada vez más la mano. Me quería imaginar el placer que sentiría uno y otra.

—¿Qué me estás haciendo que me da tanto gusto?

—Investigar.

—Le vamos a dar el título de investigador ¿Vale?.

Reímos todos. Miré un momento a Aurora imaginando lo que luego haría yo, me dio un gusto nuevo ver su desnudo. Germán acercó la mano a las tetas pero se cortó, recordaría su propio veto. Germán excitaba el clítoris, ya con la mano ya con la lengua y Teresa se fue acercando al orgasmo. Tuvo varios intentos de llegar a él hasta que rompió.

—Jaime me voy a correr. —se puso a chillar y agitar las caderas y se corrió. Cuando se iba reponiendo dijo. —Jaime dame un ...

... abrazo, lo necesito y Germán no me lo puede dar por lo de las tetas que me parece una tontería, mientras, Germán, te toca ponerte boca arriba, y a mí me toca investigar, haré lo posible para encontrar las fuentes del Nilo, ja, ja. —Mientras Germán se colocaba, Teresa y yo nos abrazamos. Yo tenía una erección importante,Teresa acarició mi pene un segundo, me había excitado mucho verla correrse con Germán.

Ahora era Germán el investigado, tenía una erección a medio asta que tardó poco en convertirse en asta entera. Teresa se colocó a cuatro patas, tal como estaba, desnuda y enfrentada a Germán desnudo, parecía preparada para otra cosa. Me recreé en su culo que me gustaba, como no, mucho. Lo acaricié, Teresa me miró sonriendo. Germán estaba reclinado casi sentado para ver lo que le iban a hacer.

—Espero que te guste mi investigación. Es la primera vez que hago esto con alguien emparejado y la primera vez que soy infiel si esto cuenta como tal. —Lo dice con cierto recochineo.— Trae ese bicho. Le coge el pene y lo acerca a su cara para mirarlo de cerca, le pasa un dedo. También olió.

—¡Qué gracioso el glande pelado! La piel arrancaría de aquí, ¿no? —Y señalaba el círculo donde le quitaron el prepucio.— ¿Es más sensible esta parte?

—Un poco más pero creo que menos que si no estás circuncidado.

—Te duele si te aprieto aquí. —Le apretó la base del glande, la parte ensanchada,

—Es una mezcla de un poco de dolor con gustito.

Le cogió el glande y también lo escupió, ...