El juego de los intercambios - Relatos Eróticos

El juego de los intercambios

... separó ambas partes y se abrió el agujero de la uretra y miró.

—¿Y que tengo que hacer? ¿Así? —Subía y bajaba la mano a lo largo del pene que estaba erecto del todo, pero claro, no había prepucio que destapase y tapase el glande con la otra mano sopesó suavemente los testículos. Se veía a Germán encantado.

—Así me está gustando mucho, es lo mismo, supongo, que si no estuviese operado.

—¿Y así? —Le pasó la lengua por la parte del frenillo, donde debería estar porque a Germán se lo habían quitado con el prepucio.

—Ahhh. Así me gusta más todavía. —A mí me la puso más tiesa. .

—Voy a hacer que te corras. —Dijo a Germán mirándole a los ojos— ¿Os parece?, tengo ganas, no te imagino corriéndote. —Comenzó a hacerle una paja con la mano, Germán empezaba a jadear. Y Teresa también. Cuando llevaba un buen rato dijo:— Seguro que te gusta más con la boca. ¿Eso si entra en las reglas, no? —Le sonreí y le dije que sí con la cabeza. Germán lo expresó con una voz impregnada de deseo.

—Creo que sí. —Y se lo metió en la boca. Movía la cabeza para arriba y para abajo ayudándose a veces con la mano y a veces se lo sacaba de la boca y chupaba el glande o le chupaba el lateral recorriendo el pene de la raíz e incluso de los huevos a la punta. Se escuchaba el chup, chup de la mamada y el mmm con que Teresa expresaba el placer de mamarla.

—¿Te gusta? —decía mirándole a los ojos, manteniendo la mirada y se oía la respiración agitada de Germán. —¿Y a ti? ¿Te gusta lo que le hago? ...

... —Me preguntó.

—Me tengo que contener para no correrme. —No dije que en algún momento hubiese deseado que esa polla hubiese ido a parar dentro de su vagina, donde la imaginé hasta el fondo.

Para estar más cómoda se tumbó con lo que sus tetas reposaban en los muslos de él, se salía de las normas pero no me importaba, incluso pensé si Germán se percataría de que notaba las tetas, me contesté que sí, y lo dejé pasar. A veces dejaba el pene suelto, sin sujetarlo con la mano y lo lamía por la parte anterior, la que se ve con el pene en erección, el pene al no estar sujeto se le veía como latía de gusto, tenía movimientos involuntarios, síntoma de lo a punto que estaba. Volvió a meterlo en la boca. Realmente le estaba investigando, pretendía conocerlo por todos lados y conocer las sensaciones que le arrancaba.

—Síííí, si sigues así voy a tener que correrme.

—¡Quiero que te corras!, Ese es el juego, que te corras conmigo, pero avísame, nunca me trago la leche, bueno... oh, oh, oh… puedo hacer una excepción y tragármela. ¿Te molestaría? —Me miró a mí con cara pícara.

—No y si te gusta ¿alguna vez te tragaras la mía?.

—Puede. Ya veremos. —Y mirándole a él —Ya ves. Te voy a regalar una primicia. Será la primera vez. Espero que lo aprecies.—Eso no me daba especialmente celos, Teresa era muy competitiva y dentro de un rato Aurora me lo estaría haciendo a mí, no podía quedar mal. Quiero decir que no creo que lo hiciese porque el pito o el semen de Germán le gustase más que ...