-
Bajo el Sol de la Traición - Capítulo 19 ☀️🔥
Fecha: 29/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Vespero, Fuente: TodoRelatos
... era una agonía de tensión. ¿Me detendría? ¿Notaría que faltaba el collar? ¿Llamaría a seguridad? Llegué a la puerta. Mi mano ya estaba en el pomo, lista para girarlo, para escapar de esa atmósfera viciada. Estaba a un segundo de la libertad precaria del pasillo. —Espera, Samuel… Su voz sonó detrás de mí, diferente. Había perdido el filo de la impaciencia y había adoptado un tono bajo, casi un susurro, peligrosamente suave. Me giré con cautela. Se había acercado, interponiéndose entre mí y la puerta. La bata de seda se había entreabierto ligeramente, revelando el inicio de sus pechos, seguían como los recordaba, aunque ese gesto podría haber sido accidental o deliberadamente calculado. Levantó una mano y la posó suavemente sobre mi pecho, justo sobre mi corazón acelerado. Su mirada, aunque aún con ese brillo extraño, intentaba ser seductora. —No te vayas así —murmuró, con sus dedos trazando un círculo inexistente sobre la tela de la camiseta prestada—. Hemos pasado por mucho… Quizás… quizás si recordamos un poco lo bueno… lo que éramos… podríamos encontrar una solución. Para Daniel. Para nosotros. Acercó su rostro al mío. El olor a perfume se mezcló con el aliento que olía ligeramente a alcohol y tabaco. Sus labios estaban entreabiertos. ¿Iba a intentar besarme? Me quedé helado, paralizado por una mezcla de shock y profunda repulsión. ¿De verdad creía que podía…? ¿Después de todo? La imagen de ella riendo en brazos de Marco en la discoteca, sus palabras ...
... frías, la sospecha confirmada de su recaída, el joyero ahora vacío en el tocador y, sobre todo, el peso frío y duro del collar de aguamarina contra mi muslo, dentro del bolsillo. Todo eso formó una barrera infranqueable. Esto no era deseo, ni arrepentimiento. Era manipulación. O quizás era su propio intento desesperado por mantenerme atado a los "beneficios del matrimonio" ahora que me veía dispuesto a irme. Retrocedí un paso instintivamente, rompiendo su contacto. —¡Quita, Esperanza! —dije, con mi voz áspera, cargada de un desprecio que ya no intenté ocultar—. ¡No me toques! Su mano cayó, y la sorpresa apareció en su rostro, seguida rápidamente por el enfado. La máscara de seducción se hizo añicos. —¿Pero qué te pasa? —siseó. —¿Qué me pasa a mí? ¿A qué demonios estás jugando ahora? —repliqué, sintiendo cómo la rabia volvía a surgir—. ¿Crees que soy idiota? ¿Crees que puedes humillarme, mentirme, revolcarte con otro y luego venir con esto? ¡Se acabó, Esperanza! ¡Se acabó todo! Su rostro se contrajo en una mueca de furia. Quizás iba a gritar, a llamar a Marco, a seguridad. No esperé a averiguarlo. Aproveché su desconcierto, giré el pomo, abrí la puerta y salí al pasillo, cerrándola rápidamente detrás de mí con un clic que sonó demasiado fuerte en el silencio tenso. No miré atrás. Mi único instinto era alejarme de ella, de esa habitación cargada de mentiras, de ese hotel que se había convertido en una trampa. El frío metal del collar en mi bolsillo era un ...