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Albast.Capítulo 27
Fecha: 30/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos
27 Lotte miró jadeando cómo el ascensor subía varios subniveles y se paraba. No sabía cómo actuaría la bestia. Ni siquiera si saldría del ascensor. Esperó jadeando un instante y menos de un minuto después, la alarma biológica llenó con su estridencia los túneles. El alivio recorrió su cuerpo. Ahora sabía que sus amantes tenían una oportunidad. Ajena al estruendo, se recorrió el cuerpo en busca de alguna herida. Una de las garras del mutante había atravesado la blusa y el sujetador y le había hecho un arañazo en uno de sus pechos. Con un pañuelo, se restañó la herida, mientras pensaba qué demonios hacer a continuación. Su primer reflejo fue subir a la superficie, pero si subía demasiado pronto, podían apresarla o matarla. Miró a su alrededor indecisa y vio el MP40 del soldado muerto, al lado de la puerta del ascensor. Como casi todos los miembros de la sociedad, había tenido tres meses de instrucción con armas de fuego. Cogió el subfusil, se aseguró de que estaba cargado y con una bala en la recámara, y se lo echó al hombro. En ese momento tuvo claro qué era lo que tenía que hacer. Inmediatamente empezó a correr por el pasillo. Tardaron casi una hora el llegar al muro que delimitaba el recinto del castillo. Uno de los camiones se recalentó y tuvieron que esperar. Al parecer el jodido mecánico era más bueno fregando suelos, que limpiando inyectores. En fin, ningún plan era perfecto —pensó Douglas cuando se acercaban a la garita del guardia. De nuevo fue ...
... Dantry, que iba en vanguardia con la moto tractor, el que se adelantó en dirección a la garita. Un solo estornudo y todo terminó. Simmons arrancó de nuevo el camión y se acercó. —¿Solo un guardia en la puerta? —preguntó el Capitán extrañado. —Sí, jefe. No es muy profesional por su parte. —Los SS no son tontos. Y además son unos putos paranoicos. Esto no es normal. O es una trampa, o ha ocurrido algo en el interior del castillo. —apuntó Douglas desde atrás— Será mejor que vayamos con los ojos bien abiertos. —Tú y Dantry, —ordenó Simmons— adelantaros a ver si averiguáis algo, pero no os acerquéis demasiado. La Kettenkrad se alejó petardeando en la oscuridad y el convoy se puso de nuevo en marcha. Apenas habían recorrido un kilómetro, cuando la Kettenkrad volvió. —Creo que la quinta columna ha hecho su trabajo. Hay una alarma sonando y no puede ser por nosotros. —le dijo Dantry a Simmons. —Adelante, entonces. —ordenó el Capitán dando un pisotón al acelerador del camión. En cuestión de un par de minutos el pequeño convoy entró en el desierto patio de armas del castillo. Sabían que aquello no duraría, así que Simmons aprovechó para dar las últimas instrucciones a los equipos y se adentró en el edificio principal con el grueso de los hombres. Douglas y Nadia los seguían de cerca. Greta no gritaba. Eso era para las mujeres normales. Greta bramaba de dolor, pero su mente era especial. El dolor estaba allí, pero los insultos y los reniegos eran para los ...