1. Coincidencias


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... una vez y que no debemos repetirlo. –Volvió a mirarme a los ojos. Los comprendí. No quería decirme eso, al contrario. -¿O no van por ahí los tiros? -No lo sé. –Volvió a bajar la vista. La tomé de la barbilla. -Seamos honestos. Yo siempre lo seré. Me encantó hacer el amor contigo. -¿Eso hicimos? ¿Hicimos el amor? -¿Cómo lo llamarías tú? -No sé… hacer el amor implica algo más fuerte… ¿No fue un simple polvo… para ti? Me detuve. No, era la respuesta que surgía instantáneamente, pero ahora sí debía medir mis palabras. Sentía con Maite una conexión distinta. Más profunda que la que notaba con cualquier chica con la que me acostaba una noche de fin de semana, pero no sabía definirla bien pues tampoco se parecía a lo que tuve con Noe, mi última novia. -Como te conté el otro día, no soy un chico de relaciones estables o duraderas. Lo habitual en mí son simples polvos como tú los has llamado aunque no me guste definirlos así. Es más, con alguna mantengo una buena relación, así que… -no encontraba las palabras adecuadas. –No sé definir cómo me siento contigo. Físicamente me atraes mucho. –La miré de arriba abajo. –Eres muy guapa, estás muy buena. Y me encanta estar contigo, pero creo que debes ser tú la que marque los tiempos, el ritmo, las necesidades, pues como tú bien has dicho, sales de una relación complicada y yo no tengo experiencia en relaciones, en… Sus labios me acallaron. Se me echó encima ahogándome contra la mesa, rodeando mi cuello con sus manos. Su lengua acosaba a la ...
    ... mía mientras su cuerpo atacaba al mío por derecho de conquista. Reaccioné raudo, automáticamente, tomándola de las nalgas, aferrándome a ella, notando sus senos clavados en mi pecho. Esta vez fueron sus labios los que recorrieron mi cara, mi cuello; sus manos las que se colaron por debajo de mi camiseta para levantármela, para acariciar mis pechos, mis pezones. La dejé hacer sin soltar aquel par de duras caderas más que para sacarme la prenda de algodón por encima de la cabeza. Sus manos bajaron a mi cintura, desabrochando mi pantalón con prisa, coló una mano ansiosa, mientras la otra tiraba del tejano para que mi masculinidad asomara. Cuando apareció, abrazada por cuatro dedos que la mimaban, se agachó hasta quedar arrodillada para engullirla como si no hubiera un mañana. Estaba preciosa con la cara chupada, los labios hinchados y los ojos cerrados, recorriendo mi miembro con avidez. Se lo dije. Abrió los ojos, mirándome sonrientes, sin abandonar su juguete. Tuve que detenerla. A este ritmo me correré antes de hora, avisé. Se levantó, abrazándome, morreándome, mientras ahora era yo el que le desabrochaba la blusa y colaba la mano entre sus piernas. Ella misma se levantó la falda para facilitarme el acceso a su intimidad. Llevaba panties, que también bajó. Tenemos poco tiempo, me apremió mirando el reloj de pulsera, debo ir a recoger a Iván. Levantó una pierna rodeándome para que pudiera ensartarla, pero la postura lo hacía prácticamente imposible, yo apoyado en la mesa, ella ...
«12...101112...27»