1. Coincidencias


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... de pie delante de mí con las medias a medio muslo. Tomándola de la cintura, intercambié nuestras ubicaciones, pero seguía siendo muy difícil, así que opté por un plato más sucio. Le di la vuelta para que apoyara las manos en la mesa, le abrí las piernas como si del encuentro entre un agente y un delincuente se tratara, con leves golpes en la cara interna de ambos pies para que los separara, fijé la falda en la cintura, aparté el tanga oscuro, apunté sosteniéndome el miembro y entré. Maite no era una mujer que gimiera con especial fuerza. Suspiraba constantemente intercalándolos con jadeos más o menos profundos. Cuando comencé a percutir con fuerza, follándomela más que haciendo el amor, suplió los suspiros por pequeños gritos perfectamente acompasados a mis envites. Llegó al orgasmo poco antes que lo hiciera yo, sin alterar a penas el ritmo de su música. Yo sí bufé como un toro, agarrado a sus caderas para no caerme, asideros que cambié por sus colgantes mamas cuando la abracé, vacíos mis huevos, llena su vagina, tratando de recuperar el resuello, acompasando nuestra respiración. Aunque el domingo por la mañana vinieron a ver el partido, no fue hasta el martes que pude estar con Maite de nuevo, pues al finalizar el encuentro madre e hijo tenían prisa y no se quedaron a comer. Iván estaba con su padre, en un régimen de visitas mínimo, pues solamente estaba con él los martes, hecho sorprendente en parejas separadas. Al parecer, el niño no estaba cómodo cuando estaba con su ...
    ... padre y su pareja masculina. Me recibió a media tarde, acicalada con un vestido de una sola pieza con bastante escote, ceñido a su bello cuerpo, que le cubría medio muslo. Llevaba el pelo suelto y se había maquillado elegantemente. Yo vestía más informal. Aunque me ofreció una copa, había abierto vino blanco, apenas le pegué un par de sorbos. Bastó que la adulara, que le dijera lo guapa que estaba, lo mucho que me atraía, para que se me lanzara encima como una leona. De nuevo estábamos en el sofá del comedor, de nuevo tomó la iniciativa, acariciando mi muslo, agarrándome el paquete. Más que besarme me engullía, inclinada sobre mí, conquistándome. No tardé en descubrir uno de sus senos que me ofreció orgullosa acercándomelo a la boca, mientras su mano izquierda lograba abrirse paso en mi cremallera. Volvió a ofrecerme sus labios cuando liberó mi pene, a la vez que, ladeada, encajaba su pubis sobre mi muslo, frotándose, masturbándose. Maite estaba desbocada, suspirándome en la boca, babeándome pues le costaba mantener el control de los labios. Me chupaba la cara, me besaba, me ofrecía la lengua, mientras su mano se agarraba al mástil como si temiera caerse y sus piernas se movían aumentando la fricción. Le bajé el vestido para que aparecieran ambos pechos, llenos, duros, con los pezones perfectamente armados, me los llevé a la boca, alternativamente mientras mis manos asían aquellos apetitosos manjares, para que no escaparan. Su mano derecha, libre, me agarró del cabello con ...
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