Coincidencias
Fecha: 04/10/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... que no, lamento haberme comportado como una cría, no lo has hecho, te lo dice alguien acostumbrado a las crías. Logré arrancarle una sonrisa, triste, pero ya no eran lágrimas. Le tendí la infusión, té Rooibos, mientras me ofrecía para ayudarte en lo que necesites. La siguiente hora, ambos de pie en aquella moderna cocina, hubiera hecho las delicias de mi madre, pues Maite se desahogó conmigo, algo que no había podido hacer aún pues era hija única y no tenía ninguna amiga con suficiente confianza como para desnudarse completamente. Esto lo fui entendiendo a medida que me contaba su vida. Como los medios periodísticos vecinales habían intuido, Miguel la había dejado. Conocía a su marido desde la infancia, pues eran vecinos del mismo pueblo pirenaico, amigos al principio, pareja, bien entrada la adolescencia. Lo describió como a un buen hombre, reservado, pero muy acomplejado, pues una educación religiosa muy invasiva lo había tenido muy reprimido. Tanto, que la mujer no vio venir de dónde le caía la bofetada. El drama no era solamente que su marido la hubiera abandonado por otra pareja, lo hiriente era que lo hubiera hecho por alguien llamado Marcelo. Dejé el piso después de un último abrazo, este de amistad más que de consuelo, mientras me ofrecía por enésima vez para ayudarla en lo que necesitara. En mí tenía un buen amigo con el que podía hablar cuando quisiera. Gracias, de verdad. Sobra decir que no conté nada en la cena, pues mi madre y hermana me hubieran ametrallado a ...
... preguntas. El tema, además, hacía días que había dejado de ser trending topic familiar, así que un lío en la pescadería del barrio se llevó la portada aquella noche. Cuando llegué a casa de entrenar la tarde noche siguiente, pasadas las nueve, mi madre me avisó que el niño del ático había bajado a agradecerme no sé qué. Sí sabía qué, pues seguro que lo había interrogado, pero esperaba que yo le diera los detalles. No lo hice, preferí meterme en la ducha para cenar juntos. Fue entonces cuando someramente expliqué que al niño le gustaba mucho el fútbol, que habían venido a verme el domingo y que yo le había regalado una camiseta del equipo para añadir a su colección. Mi madre quería más información, preguntó por ella, extrañada que me relacionara con el hijo y no con la madre, pero no entré en su juego. Sólo se trata de un crío que quería ver un partido de fútbol, mamá. Subí al ático la tarde siguiente. El niño estaba exultante. Había llevado la camiseta al colegio, fardando de que se la había regalado el mejor del equipo. No soy el mejor, Iván. -Eres la estrella del equipo –terció su madre divertida, -tendrás que lidiar con ello. Pasó un buen rato hasta que el chico me liberó, no recuerdo con qué se entretuvo, cuando pude acercarme a Maite interesándome por ella. Es bonito verte sonreír. Gracias, de verdad. Me ayudaste mucho. No pude abandonar el ático sin otro compromiso. Iván quería vernos jugar de nuevo, pero esa semana jugábamos a 50 km de casa así que no podían venir pues ...