Jamal de sangre y cuero. Mistress Cristina
Fecha: 26/04/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Eric Salazar, Fuente: TodoRelatos
... que le des a esa zorra una buena ración de polla.
Mientras decía esto, se había ido a la pared de los utensilios y había cogido un dildo de buen tamaño. Se fue a la parte trasera y después de escupirle en el coño, lo metió de un golpe, sorprendiendo a Ángela que dio un gruñido de dolor, que hizo que aún apretara más sus labios, apresando mi polla hasta hacerme sentir dolor.
Esto volvió a excitarme y sacando mi polla de su boca me la masajeé un poco dejando así que Ángela pudiera respirar. Momento que aprovecho para gritar de placer, a estar ensartada con el dildo que tan magistralmente movía su dómina. Entonces llegó a orgasmo mientras apretaba los dientes, sus piernas temblaban y su vagina se aferraba al falo de silicona que no paraba de martillear su interior.
Mi ama, mirándome me dijo:
—Jamal. Atiende a mi otra perra como se merece. Cómele las tetas y después levántale las piernas y fóllatela.
—Sí, dómina.
Acto seguido y siguiendo las instrucciones de mi ama, bajé del taburete y me acerqué a Lidia, que se retorcía de ganas mientras una mirada de morbo y placer se fijaba en mí y en mi rabo. Al acercarme le tiré del pelo para levantarle la cara y la besé ferozmente en la boca. Me separé de ella para observar sus ojos vidriosos y sus pupilas dilatadas por la excitación.
Cristina seguía arrancándole orgasmos a Ángela, pero esta vez había cambiado el gran dildo por sus hábiles dedos. Se oía cómo chapoteaban en el encharcado coño de Angela que gemía y ...
... temblaba de placer.
Yo por mi parte me dispuse a continuar con mi cometido y sin más miramientos, baje hasta los pezones de Lidia y lo primero que hice fue atrapar uno entre los dientes y estirar de él hasta hacer gemir de dolor a su propietaria. Con la mano amasaba el otro con contundencia.
De repente una voz me sacó de mi concentración:
—Vamos Jamal. Fóllate a esa zorra.— Era Cristina con su voz más autoritaria.
Dejé los pezones de Lidia quietos y me puse la verga a tope. Cogí un condón y me lo puse. Mire a Lidia a los ojos y le dije:
—Prepárate que ahora lo vas a disfrutar al máximo.
Lidia asintió con la cabeza como única respuesta.
Cogí sus piernas y las levanté. Quedando sujeta a la cruz por las muñecas y el resto del cuerpo en el aire.
Fui moviéndola hasta que su vulva quedó Justo encima de mi glande. De forma que solo tuve que ir dejándola caer para que poco a poco se fuera ensartando en mi verga, que aún se ponía más dura al notar su calor y su humedad. Sus ojos se abrían cada vez más y una mueca de dolor asomaba en su rostro.
—Vamos. Fóllala fuerte, semental.— Me espoleó Cristina.
Que sacando los dedos de Ángela vino hasta donde estábamos nosotros con la fusta en la mano.
No fue Lidia el blanco de su certero latigazo, sino yo. Que al sentir el cuero sobre mi piel, me hizo acelerar mis movimientos de cadera, metiendo todo mi miembro de un empujón en el coño de Lidia, que al sentirlo dio un grito de dolor que pareció complacer a nuestra ...