1. Chateando una mañana


    Fecha: 27/05/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Almadulce, Fuente: TodoRelatos

    ... desintegraría en aquel instante, sentí que era eterno, era el momento más excitante que jamás había sentido, sabía que aquel ser que acababa de irrumpir en mi vida, cambiaria todo para siempre, aunque no lograba darle algún tipo de coherencia a todas esas certezas que se clavaban en mí de forma inevitable. Cerré los ojos por un instante para intentar recomponer y controlar todas aquellas emociones que me sobrepasaban, entonces fue cuando percibí su olor, no os puedo describir a que olía, jamás había sentido un aroma así, me embriagaba y me hacía sentir aun si cabe más deseo por tocarle o besarle, no os puedo decir si aquello que percibía era el resultado de un perfume o era el olor que desprendía su esencia, me podréis decir que estoy loca pero yo me decantaría más por la segunda opción, aunque no puedo descartar que fuera una mezcla de ambas posibilidades.
    
    Cuando sentí que ya no quedaba ningún espacio de mi ser para recorrer son su mirada, fueron escuchados mis ruegos…comenzó a acercarse a mí, yo deseaba desde lo más profundo de mi ser que se acercara a mí, que me dejara sentir sus manos, su piel, su boca. Volví a cerrar los ojos, pues no podía sostener cada vez que me miraba de forma tan profunda e intensa, sentía como su esencia se acercaba más y más a mí, sentía su calor, su respiración profunda y pausada, su aroma era aún más intenso si es que eso era posible, me embriagaba y me aturdía, sentí como su aliento me llegaba cálido y dulce en mi nuca, estaba detrás de ...
    ... mi… todavía no había rozado ni un solo centímetro de mi cuerpo y yo ya sentía que me estaba haciendo el amor de forma intensa, comenzó a susurrarme al oído que era preciosa, y que quería que me quitara el resto de la ropa interior, el seguía sin rozar ni un solo pelo de mi cuerpo, cuando me hablaba al oído su voz se colaba hasta lo más profundo de mí, sentía que recorría todo mi cuerpo y su vibración hacia que yo comenzara a fluir de una forma irrefrenable.
    
    Comencé a quitarme la ropa interior, sentía que con cada corchete que soltaba de mi sujetador, también soltaba estructuras y prejuicios que había en mi interior, de alguna forma inexplicable, aquella experiencia hacia que en el fuego de la pasión que sentía ardieran mis conceptos de lo que moralmente está establecido como honorable, saltaban en mil pedazos todos los condicionamientos y barreras que había construido durante toda mi vida, sobre lo que está “bien” o “mal”. Cuando mi tanga resbalo por mis piernas hasta el suelo, sentí que con el caían todos los tabús que habían condenado a mi sexualidad a una tediosa normalidad y castrado a mi cuerpo a sentir la vida y el sexo de una forma brutalmente intensa y arrolladora.
    
    Cuando estuve totalmente desnuda, Adrián comenzó a respirar de forma más intensa y acelerada, seguía sin tocar ni un centímetro de mi piel, pero yo ya sentía de una forma inequívoca que todo su cuerpo luchaba con uñas y dientes para resistir el deseo de tocarme. No recuerdo con claridad el traje que ...
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