El tormento de Elsa (revisado) 51 a 53 - Relatos Eróticos

El tormento de Elsa (revisado) 51 a 53

... que cuando la niña entró, cerró por dentro.

-Bien Elsa… hoy, finalmente, estarás a solas con un único alumno y conmigo, que estaré aquí para ayudarle… pero será durante el tiempo que él quiera. Todo el recreo, el recreo y una hora, dos, o tres… hasta podrá usar el tiempo de recuperación incluso. Es un pequeño castigo.

-¿Castigo? - dijo asustada- No he hecho nada malo.

-Eso crees tú. No protestes.

Elsa asintió.

-Tu compañero está en la última cabina, sentado, esperando a que entres, pero has de hacerlo desnuda.

Asintiendo, Elsa empezó por descalzarse. De nuevo, los zapatos de castigo maravillaron al director.

-Ya no lloras al andar. ¿verdad zorrita?

-A veces duele - dijo Elsa sonriendo. -Pero me aguanto, pienso en la polla de papá y me excito.

-¿Solo en la de papá?

-De momento si. - dijo Elsa relamiéndose. La pastilla empezaba a hacer su efecto libidinoso.

Cuando se quedó desnuda, el director cogió las medias de la niña. Hoy traía medias cortas, tipo calcetines.

-Tendrás que meterte una en la boca y te amordazaré luego con la otra. Chillaras mucho, porque te va a doler muchísimo lo que te espera ahí dentro. - Dijo sonriendo el hombre ofreciendoselas.

Elsa tragó saliva, estaba intrigada, excitada, asustada. ¿Que le esperaba, quien?

-Ahora cielito, ve a tu castigo, y cuando veas quien está dentro, comprenderás porque este castigo.

Asintiendo, cogiendo aire, Elsa se encaminó despacio a la última cabina del baño. Al llegar, empujó la ...

... puerta y allí, sentado en el inodoro, desnudo, con una bolsa de tela entre sus piernas, estaba Carlos, el polla chica, su compañero del que se rió, y entonces, comprendió el uso de la palabra castigo y el porqué de la advertencia del director sobre lo que le iba a doler fuera lo que fuera lo que le esperaba ahí.

-Hola Elsa. - dijo sonriendo el chico - Veremos si hoy te ríes.

Levantándose, cogió a Elsa de la mano y la hizo ocupar su lugar sobre la tapa del inodoro.

-Sabes. Reconozco que tengo la polla pequeña, pero tus pechos… tus tetitas si que dan risa… Así que nos reiremos bien de ellas hoy.

Elsa, efectivamente, tenía las tetas pequeñas, pero a ella le gustaban así, y sabía que a Silvia y a todos los que la habían violado también, todos gozaban sobandolas, chupándolas, mordiéndolas. La niña no pudo evitar sonreír al oír a Carlos y se encogió de hombros, como diciéndole “me da igual” y era verdad.

A Carlos no le gustó esa expresión de Elsa, y cerrando los puños dió un puñetazo a las tetas de Elsa con cada mano golpeandolas en la parte superior y hacia abajo. Elsa gimió y cerró los ojos. Atrás, el director miraba todo sonriendo. Aunque esto no estaba previsto, sabía lo que iba a hacer Carlos, y Javier, el padre de Elsa, también, y lo había aprobado, no dijo nada al chico por los puñetazos. Lo que aguardaba a la niña era mucho peor y más doloroso.

-Eres una perra insolente.

Elsa abrió los ojos, miró fijamente a Carlos, desafiante y ladró como una perrita ...