Echo una mano al mejor amigo de mi marido - Relatos Eróticos

Echo una mano al mejor amigo de mi marido

... coloqué de manera casi involuntaria una mano sobre su pecho. Mientras mi respiración se aceleraba, comencé a descender.

Recorrí en silencio la distancia que me separaba de su sexo y coloqué la mano sobre su paquete. Kike tampoco decía nada, lo que me hacía pensar que tenía su consentimiento. Sin pensarlo demasiado, bajé la cremallera de su pantalón y le liberé la polla, que ya comenzaba a ponerse dura. La sostuve entre mis e inicié muy suavemente el proceso de bombeo.

Kike estaba rígido, no se movía, pero tampoco me impidió continuar. Cuando la erección de su gran miembro ya era evidente, comencé a arrodillarme muy lentamente, hasta que tuve su tranca ante mi boca y me la introduje entera. El amigo de mi marido dejó escapar un jadeo y permitió que iniciara la mamada.

Nunca había sido partidario de dar placer a los hombres a cambio de nada, pero necesitaba saborear su tranca y consolar a Kike con mi lengua. La repasé de arriba a abajo una y otra vez, cubriéndola con mi saliva y jugueteando con su glande. Hizo varias veces el intento de tocarme, hasta que no pudo contenerse más y colocó una mano en mi nuca.

Fue entonces cuando comencé a engullir a toda velocidad. Movía el cuello todo lo rápido que podía mientras él enredaba sus dedos en mi rizada melena. Notaba como mi entrepierna se iba humedeciendo a la par que él trataba de silenciar los gemidos. Lo tenía ya al borde del orgasmo, así que comencé a succionar su punta hasta que no pudo evitar correrse en mi boca.

- ¿Esto ha sido porque te doy pena?

- No, llevo mucho tiempo sintiéndome atraída por ti.

- Nadie va a ocupar el lugar de mi mujer en mi corazón.

- De momento me conformo con ocupar su lugar en tu cama.

Continuará...