1. Sola con mi sobrino, en la vieja casa familiar


    Fecha: 15/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... también lo estoy deseando.
    
    Nerviosos ambos, nos abrazamos como señal del inicio de los juegos que se iban a desarrollar sobre el tablero de ese antiguo colchón disfrutando a primera vista de su desnudez desprovista ya del boxer.
    
    Cuando vi su polla en mis manos, calculé que era la más grande del universo entre firmeza y tamaño, sobrepasando todo lo que recordaba de una polla de cincuenta y muchos años. Él me sonrió.
    
    —No te preocupes, tía… relájate.
    
    Despacio, lamiéndola con cuidado, saboreándola, la fui introduciendo en mi boca. ¡La textura de la piel firme me excitaba!
    
    Pero Antonio, acostumbrado a follar con pasión a una hembra pasional como esa Tomasina o a una jovencita como Laura, no estaba acostumbrado a los jueguecitos y decidió pasar ya a la siguiente fase.
    
    Con experiencia en abrir coñitos que pudieran recibir su enorme polla, desplegó todos los dedos de su mano derecha en formación hacia mi vagina y territorios fronterizos. Cuando introdujo el tercer dedo, mi coño que ya había recibido un orgasmo, comenzó a abrirse como las flores al sol.
    
    Con el pulgar oprimía mi clítoris mientras el meñique trataba de acercarse hasta la superficie de mi ano. No tardó mucho en sentir en sus dedos la humedad de la fuente de la que volvía a brotar líquido.
    
    —Mmm... Estás al punto —anunció Antonio, relamiéndose los dedos.
    
    —Joder Antonio, me he corrido de nuevo sin poder remediarlo.
    
    Con sumo cuidado, se subió sobre mí apoyando sus codos en el ...
    ... colchón.
    
    —Ahora vas a correrte con mi polla.
    
    —Vamos, quiero verte dentro de mí.
    
    Cuando su polla me penetró entré en schock sexual y perdí el control. No paraba de gemir y pedirle más.
    
    —Follame cielo, no pares.
    
    —No imaginaba que fueras tan pasional.
    
    —Quiero que te olvides de amantes mientras yo esté aquí
    
    Me sentía muy excitada. Sabía que dejarme follar por mi sobrino era ser muy perra, pero me daba igual. En ese momento no abrigaba otra idea que no fuera la de sentir su polla dentro. Ya me habían puteado toda la vida mi ex, mi hermana. Ahora mandaba yo.
    
    Cada centímetro que avanzaba la polla a lo largo de mi vagina, como un machete en la selva, rompiendo la vagina a su paso, sentía un tirón de la piel y una descarga eléctrica.
    
    —Sigue cabrón, fóllame así.
    
    —¡No sabes las ganas que tenía!
    
    Con media polla fuera todavía acaricié la parte exterior, masajeándola para que entrara mejor.
    
    —¡Joder que gusto!
    
    Esa noche mi sobrino se merecía que le hiciera todo lo que le gustara. Dejando una mano en su polla con la otra comencé a acariciarle los huevos, despacio, deslizando la superficie de su piel por ellos sin apenas entrar en contacto, al ritmo de su penetración.
    
    Casi inmediatamente sentí en la vagina el calor del semen de mi sobrino. Previendo que su polla se iba a desinflar, acercó sus dedos a mí clítoris y consiguió que me llegara un nuevo orgasmo a la vez que él se quedaba sin fuerzas.
    
    —Dios, tía que buena eres.
    
    —Me has llevado al cielo ...
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