1. Los casos de Amanda: El conde de la noche


    Fecha: 11/11/2024, Categorías: Control Mental, Autor: Alstier, Fuente: TodoRelatos

    ... elegante vestido que llevaba fue hecho jirones, dejándola desnuda frente a aquellos monstruos. Ella gimió, protestó, intentó luchar y finalmente suplicó que pararan, pero los invitados del conde disfrutaban viendo cómo mágica sobreestimulación hacía que Amanda temblara, se encogiera y reaccionara al más mínimo roce. Primero fueron caricias sensuales y lentas, que poco a poco aumentaron su intensidad; luego fue el tacto de afiladas garras sobre su espalda, vientre y piernas que, aunque no llegaban a dañar siquiera su piel, ella sentía como pequeños cortes; luego fueron los agarrones, los magreos, los pellizcos y las nalgadas; luego la echaron sobre una mesa, y fue cuando la penetraron.
    
    No importaba qué pene, juguete u objeto utilizaran: siempre lo notaba como algo de un tamaño desproporcionado, cada roce la hacía arquear la espalda buscando desesperadamente ese orgasmo que la magia le negaba.
    
    —¿Nadie quiere usar su boca? —preguntó un vampiro mientras la violaba.
    
    —No —respondió una vampira, mientras pellizcaba los pezones de Amanda—. Me gusta escucharla gritar.
    
    —Basta… ¡por favor!
    
    —Oh, pequeña —murmuró la misma vampira, cogiéndola por las mejillas y forzándola a mirarla—. No hemos hecho más que empezar.
    
    Se turnaron durante toda la noche. Solo una vez Amanda vio una desesperada oportunidad e intentó zafarse de los invitados del Conde: haciendo gala de su entrenamiento, logró librarse del agarre de uno, golpearlo y ponerse en pie, dispuesta a luchar para huir; ...
    ... pero se vio rápidamente derribada cuando un simple golpe, un impacto que normalmente solo le habría provocado una molestia, la mandó al suelo con el aire escapando de sus pulmones. La maldición la hacía más sensible… a todo.
    
    —Vaya, la futura condesa furcia quiere escapar, ¡qué mona! ¿Qué vamos a hacer con ella, amigos?
    
    Todos los vampiros a su alrededor rieron a carcajadas, mientras Amanda trataba de sobreponerse a la maldición y levantarse. Miró por la ventana y, entre los resquicios de gruesas cortinas, vio que había más luz en el exterior.
    
    —Me gustaría seguir usándola, pero está amaneciendo —señaló la misma vampira que la había maldecido—. Pero podemos seguir domándola mientras dormimos. Despierta, Perro.
    
    El hombre que había junto a la vampira, el mismo al que había drenado la sangre para llenar su copa, parpadeó y su mirada fija en el infinito recuperó la conciencia. Miró alrededor no con miedo, si no con resignación.
    
    —Sí, mi ama.
    
    —¿Cuánto hace que no te dejo correrte, Perro?
    
    —Siete años, tres meses y veintidós días, desde el día que me maldijo como castigo, mi ama.
    
    —Bien. Mientras dormimos, te ordeno que sigas domando a esta albina —señaló a Amanda—. Los perros de mis amigos estarán a tu servicio: folláosla por turnos, todos juntos, azotadla, torturadla, me da igual, pero no debe ser dañada y debe estar en buena salud cuando despertemos esta noche. Cumple bien la orden, y te permitiré correrte.
    
    Amanda sintió un escalofrío cuando vio la forma en ...
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