Los casos de Amanda: El conde de la noche
Fecha: 11/11/2024,
Categorías:
Control Mental,
Autor: Alstier, Fuente: TodoRelatos
... apoderó de su mente.
No era una pesadilla. Ya no.
El hombre abrió los ojos. Eran rojos, y brillaban en la oscuridad. Fue entonces cuando vio los colmillos.
—Serás mía, cazadora de lo oculto.
Su voz era grave, suave y terrible, como el aceite hirviente vertido sobre cuero crudo. La tomó por la cadera y rodó en la cama, poniendo a Amanda sobre él; y el cuerpo de esta, mecánicamente, se incorporó y empezó a cabalgar.
—Pronto esto lo harás con deseo. Serás mía, mujer albina.
En su mente, Amanda gritó cuando un nuevo orgasmo la sobrevino. El vampiro alzó la mano y la puso junto a su sien, casi como si fuera a acariciarla.
—Ahora duerme.
Y todo se sumió en la oscuridad.
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Cuando despertó, Amanda volvió a controlar su cuerpo, pero no podía moverse. Estaba atada con gruesos grilletes a una cruz en forma de X, típica de los juegos BDSM, inclinada algo menos de 45 grados hacia atrás. Al intentar librarse de las cadenas, vio que tenía los tobillos encadenados de igual manera a los extremos de la equis.
Sintió una oleada de excitación y la humedad en su sexo antes de notar el movimiento en la estancia. Solo estaba iluminada por una tenue luz rojiza, y por ello le costó verlo. El vampiro era alto, de anchos hombros, y vestía elegantemente al estilo de la alta aristocracia del siglo XVIII. Sus rasgos bien formados y angulosos recordaban a los de un hombre de unos cuarenta años, y no podía negarse que era ...
... extremadamente atractivo, a pesar de la marmórea palidez de su piel.
—Bienvenida a mi pequeño palacete, querida.
—Ni soy ni seré nada para ti —escupió Amanda—. ¡¿Qué quieres de mi?! —tras unos segundos, ella misma respondió—. Buscas una amante… una esposa.
—Sí. Las otras muchachas… no han sido de mi agrado, pero tú… tú serás diferente. He conocido otras canalizadoras, pero ninguna… como tú.
Dijo esto último mientras introducía un dedo en la húmeda vagina de Amanda. Esta ahogó un gemido, no estaba dispuesta a darle el placer de oírla gemir. “Canalizador” era tan solo otra forma de referirse a alguien que tenía el don de sentir lo sobrenatural como ella. El vampiro, sonriente, fue hasta una mesa y recogió unos objetos: tres pinzas unidas a varios cables.
—Romper tu voluntad no será placentero para ti —dijo mientras le colocaba una pinza en el pezón derecho—. Pero cuando accedas y me aceptes, descubrirás placeres más allá de tu imaginación —puso la otra pinza en el izquierdo—. Llegará el momento en que serás la mejor amante del mundo.
Le colocó la tercera pinza en un labio de la vagina, lo que hizo que Amanda suspirara con cierto alivio. Al menos no se la había puesto en clítoris. El vampiro le hizo abrir la boca, colocándole a la fuerza una mordaza con forma de falo y atándola en posición. Cuando el vampiro conectó los cables a una máquina, Amanda sacudió la cabeza con fuerza, suplicándole con la mirada. Tocó varios botones, giró un control… y Amanda se tensó y gritó ...