1. Mateo y su hija prostituta.


    Fecha: 10/12/2024, Categorías: Incesto Autor: koldo1980, Fuente: RelatosEróticos

    ... iniciativa propia, acercó un poco su boca a aquel pollón y dejó caer sobre éste una buena cantidad de saliva. Ahora ya no tenía la boca tan seca.
    
    -¿Mejor ahora? ¿Te gusta así?
    
    Mateo asintió satisfecho y la dejó obrar en silencio, roto éste únicamente por esos chasquidos húmedos que produce el deslizamiento constante de un prepucio bien lubricado durante cualquier masturbación. Podría aguantar toda la madrugada sin llegar a correrse ni perder un ápice de su rigidez, tal era su nivel de contención si así se lo proponía, aunque prefirió no seguir mortificando a su hija y poner fin cuanto antes a aquella situación que no parecía conducir a ninguna parte.
    
    Cinco minutos más tarde y la inminencia de su liberación hizo que el hombre jadeara y tensara espasmódicamente los músculos de su abdomen. Con las piernas del todo estiradas profirió un rugido animal, muy masculino, que derivó en un par más igual de guturales aunque no tan ensordecedores. El bombeo constante de la mano de Valeria había hecho que la enorme polla de su progenitor eyaculara sin entrar en erupción. Su espesa lava blanca, y debido a la envergadura de su miembro, no acostumbraba a salpicar a menos que hubieran pasado tres o cuatro días desde su última descarga. Como no era el caso -contadas veces solía serlo-, la caliente lefa de Mateo emanó de manera abundante pero no escandalosa, deslizándose por la cresta aunque apenas por su tronco al acumularse sobre el puño de la que tan literalmente le había echado ...
    ... una mano.
    
    -Que gusto, joder…
    
    Durante la corrida se había aferrado al brazo izquierdo de su hija, de aquella que ahora reposaba inmóvil y fatigada junto a la palanca del cambio de marchas. Su mente conjeturó entonces, de manera inconsciente, lo magnífico que habría sido descargarse sobre sus tetas o, mejor aún, entre aquellos labios que sólo por un instante habían abarcado su glande.
    
    Valeria abrió finalmente el puño cuando aquella satisfecha verga perdió parte de su rigidez, desentumeciendo sus dedos al estirarlos. Con la otra mano acarició voluntariamente, como si se tratara de una propina, los recién vaciados testículos de su padre. El torso velludo del ejecutivo oscilaba de manera visible entre su camisa abierta, al ritmo de su agitada respiración.
    
    -En la guantera encontrarás pañuelos de papel.
    
    Señaló Mateo después de haber recuperado el aliento y advertir que la chica no sabía qué hacer con el semen que impregnaba su mancillada diestra. Al hombre, bastante menos pulcro y escrupuloso, no le importó guardarse aquella polla suya en los slips aunque ahora estuviera algo pringosa. Al llegar a su casa se cambiaría de calzoncillos tras darse una buena ducha, como sospechó que igualmente haría su hija.
    
    -No ha sido tan horrible, ¿verdad?
    
    El mutismo de Valeria resultó de lo más elocuente y respondía con creces a su pregunta. Quizás estaba en lo cierto y no había sido una experiencia tan traumática para la chica, aunque lejos parecía quedar de haberle resultado ...