Suegra borracha
Fecha: 28/12/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos
... llevando hacia el interior de la vivienda mientras Sandra, entre risas, iba dando saltitos, como una Geisha bien jamona.
Cinco minutos después, la puerca estaba de pie inclinada hacia adelante, con las manos apoyadas en la mesa del comedor, una sólida mesa de roble, al tiempo que Martín apuntaba la polla entre las piernas de la jamona. El capullo de Martín entró en el coño de la cerda como una exhalación, la enorme humedad del chocho de la guarra ayudaron a la penetración.
—No, no… Por ahí, no, cabrón… Por el culo —gimoteó una anhelante Sandra, mientras separaba un momento las manos de la mesa para abrirse bien las nalgas y ofrecer su enrojecido ojete a su vecino. Éste, alucinando, no perdió la opción. A nadie le amarga un dulce.
—¡Joder, menuda puta estás hecha! —el amoratado capullo, con la lubricación obtenida por el coño de la mujer, entró en el culo provocando un gemido de Sandra. El estrecho ojete se fue dilatando a medida que la polla iba ganando terreno. La penetración fue lenta, pero muy placentera, a tenor de los profundos suspiros de la mujer que volvía a apoyar las manos en la mesa para evitar derrumbarse por el impacto de aquel polvazo. Cuando quedaba un tercio de tranca, Sandra suplicó:
—¡Métela toda, por Dios! ¡Métela de golpe, hijo de la gran puta! ¡Fuerte, cabrón!
Un asombrado Martín, no dejó pasar la ocasión y de golpe embistió a la madura guarra que tras lanzar un tremendo berrido, empezó a acompañar los vaivenes del joven con sus caderas ...
... para ayudar a la follada.
El pobre Martín no pudo resistir demasiado aquella forma de ser jaleado por la bestia parda que se estaba follando y, sumamente excitado por los insultos de la puerca, se corrió a los pocos minutos. La jamona se desplomó sobre la mesa, aplastada por el peso de su amante, mientras la polla iba aflojándose hasta que, un par de minutos más tarde, salió sola del ojete. Mientras, la pareja se besuqueaba en aquella incómoda postura.
Minutos después, mientras Martín se tomaba una copa en el sofá, Sandra le mamaba la polla disfrutando del sabor del rabo de su amante, recién salido de su culo, y poniéndolo en forma para un segundo asalto.
Esta vez el polvo fue algo más convencional, por el coñito y con ella haciendo de cowgirl dominando el cotarro. Sandra se corrió antes que él y decidió que su macho se merecía que la putita de su vecina se tragase toda su lefa. De modo que remató la tarde con una buena mamada que culminó, tras la muestra de la lefa en la boca a Martín, con un buen chupito de leche de macho recién ordeñada.
Mientras estaban follando el timbre del piso sonó un par de veces. Se trataba, con toda seguridad, del pobre cornudo, extrañado ante el retraso de la puta de su mujer. Ninguno de los amantes se dignó prestarle atención al sonido.
Cuando Sandra llegó a casa, despeinada, sudorosa y con el aspecto de haber hecho una maratón, se encontró a un hosco y hostil Ricardo que la atosigó a preguntas. Las respuestas fueron unas evasivas tan ...