1. Suegra borracha


    Fecha: 28/12/2024, Categorías: Incesto Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos

    ... Sandra bajó la mano para tocar su encharcado coño. Bastaron dos pasadas por el tieso clítoris y se corrió al instante. Jorge dejó de apretar su cabeza y la mujer se separó de la chorreante y baboseada polla boqueando como un pez fuera del agua ante las risas de ambos chicos.
    
    Después, sonrió y se dejó caer agotada sobre la cama palpándose el ojete con la mano y notando, entre ligeros pedetes, como salían borbotones de leche que no dudaba en llevarse a la boca.
    
    Los dos jóvenes la miraron asombrados y sonriendo.
    
    —¡Menuda guarra! —dijo Jorge.
    
    —Y que lo digas —contestó su amigo,
    
    Sandra, flipando con el polvo, los miraba en éxtasis, como si estuviera en otro mundo.
    
    —Yo me voy a casa, Martín —dijo Jorge—, si acaso se la devuelves tú al cornudo. No tengo ganas de verlo.
    
    —Claro, no hay problema —respondió Martín— ¡Eh, guarrilla, espabila! —le dio a Sandra un par de cachetes a los que la mujer respondió con risitas y girándose mostrando el culo— ¡Joder con la putilla, todavía quiere más! Pues tendrá que ser otro día… ¡Venga, Sandra, espabila! Que seguro que el tonto del culo de Ricardo está todavía despierto esperando.
    
    Jorge, que ya se había vestido, se acercó a la jamona. Se agachó y le pasó las manos por el pandero acariciándolo. Los ronroneos de la mujer pidiendo guerra daban buena muestra de que no desdeñaba la caricia. La jamona fue izando el culo hasta ponerlo en pompa, lo que Jorge aprovechó para meter el dedo en el abierto ojete y dárselo a chupar a su ...
    ... suegra que lo lamió con ganas.
    
    —¡Chupa, chupa, guarra! Esto tenemos que repetirlo, ¿eh?
    
    —Sí señor —respondió la mujer relamiéndose.
    
    —Me voy a casa que estará tu hija esperando, je, je. Que sepas que no es tan buena como tú en la cama, putilla.
    
    —Gracias —respondió la mujer al inesperado halago.
    
    —Adiós. ¡Ah, y dale recuerdos al cornudo, je, je, je…!
    
    4. Entrega a domicilio
    
    Debían ser cerca de las cinco de la mañana cuando sonó el timbre. Ricardo, aburrido de esperar a su mujer, se había quedado frito en el sofá viendo la tele. El pobre dio un respingo al oír el timbre y se levantó de inmediato para abrir la puerta.
    
    El cuadro que encontró, no podía ser más esperpéntico. Allí estaba Sandra, con un aspecto bastante ridículo, el rímel corrido, despeinada y con algunos mechones de pelo pegados a su frente (como manchados de gomina o algo similar), tambaleándose inestablemente sobre aquellos tacones que no estaba acostumbrada a llevar, con carreras en las medias, la minifalda casi sobre el muslo (dejando casi a la vista el triangulito del pubis) y la camiseta puesta de cualquier manera, con la etiqueta por fuera y los pezones marcadísimos, en el bolsito que colgaba de su mano se veía asomar el broche del sujetador guardado dentro.
    
    —¡Hooola! —dijo la mujer con síntomas evidentes de embriaguez.
    
    Ricardo, estupefacto, no pudo contestar.
    
    —Hola, Ricardo —intervino Martín que sostenía a la mujer de la cintura para evitar que se cayera—. Mira, que resulta que ...
«12...8910...20»