Al Servicio del Sultán 3 - Relatos Eróticos

Al Servicio del Sultán 3

... contesta.

Sonrío ante su respuesta, es bella y desafiante, perfecta para lo que la quiero. “Dejadnos solos;” les ordeno a los dos capitanes, que parecen dudar si obedecer mis órdenes. ”Me las quedo, quiero preparadas a todas las esclavas para partir hacia Alejandría al amanecer;” les digo.

Satisfechos por la venta que acaban de hacer los dos capitanes abandonan la habitación, sin saber que voy a informar a Hafel de que ocultan mercancías e ingresos por la venta de las esclavas, lo que probablemente supondrá su final.

“Ahora sois mis esclavas;” les digo a las tres jóvenes. “Leonor y Catalina ya saben para lo que las he comprado, además por supuesto de para usarlas en la cama. Francesca me acompañará junto a otras esclavas en mi viaje a la corte del Emperador Yekuno Amlak. Ahora desnudaos.”

Las tres jóvenes me miran asustadas, al ver que no se deciden hago un gesto a Merary, que dejando sus espadas sobre la mesa a tan solo un par de metros de las tres chicas se acerca a ellas para comenzar a desnudarlas.

Esperaba que viendo las espadas tan cerca alguna de las tres intentase cogerlas, pero no esperaba que fuese Leonor quien lo intentase, por desgracia para ella los gladius están hechos a medida para Merary y son demasiado pesados para ella, y apenas puede levantarlos antes de que se les arrebate de las manos.

Merary ata las manos de Leonor con unas cuerdas que hemos preparado colgando del techo y la levanta hasta que sus pies no tocan el suelo, entonces con ...

... una pequeña daga corta su ropa hasta dejarla desnuda, revelando como esperaba un cuerpo delgado, con unas caderas anchas y unos pechos más grandes de lo que parecían.

“Desnudaos si no queréis acabar como ella;” les vuelvo a ordenar a Catalina y a Francesca, que esta vez me obedecen al momento.

Pronto las dos jóvenes también están desnudas, el cuerpo de Catalina es increíble, sus pechos son grandes y firmes con unas areolas oscuras y unos pezones que ya están duros, no sé si debido al frio de la habitación o a la excitación que siente al verse expuesta. Me sorprende que lleve su coño prácticamente afeitado, algo no demasiado común entre las jóvenes cristianas, tan solo tiene una pequeña tira de cabello, que resulta casi invisible de ver debido a lo rubio que es.

Francesca es también muy hermosa, aunque tiene algunos kilos de más, algo que los días de viaje por el desierto arreglará. Su cabello pelirrojo y sus ojos verdes denotan una ascendencia celta, muy diferente a la mayoría de las jóvenes mediterráneas.

“Átalas también;” le ordeno a Merary, que no tarda en dejar a las tres esclavas colgando del techo.

“Debería azotar a Leonor para que vieseis lo que ocurre por desobedecerme;” les digo, “Pero prefiero que veáis lo que ocurre si sois unas esclavas obedientes.”

Nada más acabar de hablar y sin tener que decirle nada, Merary se arrodilla a mis pies, liberando mi polla para llevársela a la boca. Veo como Leonor y Francesca sueltan un pequeño grito y ponen cara de ...