Las obsesiones inconfesables de mi hijo (3) - Relatos Eróticos

Las obsesiones inconfesables de mi hijo (3)

... - ¿Cuándo te toca hacer el ejercicio mandado por la terapeuta?

- Esta noche cuando me acueste lo tengo que hacer y luego tomarme una maldita pastilla para intentar bajar el lívido.

¿A qué se refería mi suegra con que esto hay que arreglarlo?, escuche unas frases imperceptibles que no pude descifrar.

- Bueno vamos a terminar de preparar la comida, que tienes que irte al instituto y tu madre estará a punto de llegar.

- Vale abuela y gracias por todo- añadió mi hijo.

- Te quiero y siempre estaré a tu lado- terminó por decir Carmen.

Me retiré de la puerta y rápidamente me fui directamente a la cocina tratando no me pillaran al abrir la puerta.

- Hola Laura, no te habíamos oído llegar- dijo con sorpresa mi suegra.

- Sí ahora mismo lo he hecho directamente de la puerta a la cocina me he venido- mentí descaradamente.

- ¿Qué tal mami? - dijo Luís dándome dos besos en la mejilla.

- ¿Qué habéis hecho? - intenté sonsacarles a ambos.

- Hablando sobre cómo le van los estudios, cosas del pueblo....poniéndonos al día después de tanto tiempo sin vernos, ¿verdad cariño?- contestó Carmen con una sonrisa, acariciando con la mano el mentón de su nieto.

- “Algo me ocultan, mucho interés en que le confesara sobre el problema de Luís y ahora no me va a decir lo que he oído a través de la cocina”pensé para mí.

Terminamos de comer y Luís se fue al instituto así como mi suegra a ver a unas amigas, así que aproveché a llamar por teléfono a mi amiga Sofía, siempre ...

... he tenido mucha confianza con ella y quien me aconsejó el tratamiento que siguió con su hijo por el tema de la fimosis, y me comentó que durante varios días se arrepintió de haberlo hecho pues su hijo se volvió eufórico..pero que ya parecía más tranquilo y calmado.

- Es que me pasa lo mismo con Luís y D. Cesar me ha recomendado una terapeuta sexual, para intentar calmar el ímpetu.- le comenté con total confianza esperando me explicara que había hecho para sosegar a su hijo.

Un silencio siguió cuando le expliqué el camino a seguir por nuestro médico de cabecera.

- Me vas a disculpar, Laura, que llaman a la puerta, ya hablamos y me comentas- me respondió mi amiga, un poco evasivamente.

Transcurrió el resto del día y después de un rato en la noche viendo la televisión se me cerraban los ojos y me fui a mi habitación dándoles las buenas noches.

Al poco de acostarme en la cama oí cuchicheos en el pasillo y cerrar la puerta contigua a mi habitación que es la de mi hijo, pensé mi suegra se quedaría un rato viendo la televisión, al fin y al cabo no tenía que madrugar, el sueño me iba venciendo cuando oí un cuchicheo proveniente de la habitación de mi hijo, que en principio no le di importancia pues pensé estaba hablando con algún amigo, pero me sobresaltó oír otra voz y era femenina. “Diría que es la voz de Carmen”-pensé para mí. Intenté prestar más atención pero me resultaba difícil entender lo que decían.

Me levanté descalza para no hacer ruido y apoyé el oído en ...