Las obsesiones inconfesables de mi hijo (3)
Fecha: 25/03/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: fran, Fuente: TodoRelatos
... suegra tampoco perdía detalle de los movimientos de su nieto a la vez que sus manos empezaron a palparse el cuerpo.
- Voy a acompañarte en la masturbación, vamos a hacerlo a la par los dos juntos, tranquilo – susurraba Carmen moviendo la cabeza hacia atrás presa de la excitación que la invadía.
Yo no dejaba de masajear mis pechos, metiendo mi mano por el escote a la vez que mi mano izquierda buscaba mi coño empapado, corrí mi braga y empecé a frotar mis labios vaginales hasta que un dedo buscó la entrada y empecé un movimiento cada vez más rápido, me mordía los labios pues lo último que quería es que me pudieran oír sin perder de vista lo que ocurría en la habitación.
Los gemidos de mi hijo y su abuela se hacían más intensos, un dedo dentro de mi coño me parecía insuficiente y metí otro, me encontraba muy ardiente, excitada como hacía mucho tiempo no me sentía.
- Abuela, no puedo más – imploraba mi hijo a punto de correrse.
- ¿Quieres echarlo en las tetas de la yaya?- le preguntó Carmen.
- Sí, sí por favor- le respondió Luís totalmente poseído.
Mi suegra se levantó y sentándose al lado de su nieto, le abrazó como si fuera un bebé sediento de comida le cogió la polla y empezó con un movimiento rítmico, mientras con la otra mano le acariciaba el pelo y lo acompañaba con besos tiernos sobre la frente de mi ...
... hijo.
- Muy bien cariño, puedes besar mis pezones y correrte, la abuela quiere recibir toda tu leche – susurraba Carmen con mimo.
Los labios de Luís se apoderaron con frenesí del pezón izquierdo de su abuela como si fuera un bebé hambriento, a la vez la mano de Carmen aumentaba el ritmo, hasta que paró el movimiento dejando el prepucio abajo y un fuerte espasmo sacudió a mi hijo que empezó a echar chorros de leche sobre los muslos de su abuela, a la vez que un fuerte orgasmo me sacudió a mí misma haciendo mi cuerpo temblara y cerrara con fuerza los labios para evitar gritar.
Me sentí agitada y observando a abuela y nieto abrazados.
- De esto ni una palabra a tu madre debe quedar entre nosotros. ¿De acuerdo? – comentó Carmen como quien llama la atención sobre algo prohibido.
Volví a la habitación, con las ideas confusas, pensando si verdaderamente estábamos actuando correctamente en el tratamiento que la doctora Raquel nos había indicado.
Faltaban dos días para volver a la cita con la terapeuta y no podía decir que aquello estuviera dando el resultado esperado, me volví a encontrar restos de semen sobre una fotografía mía, en su almohada, y el problema es que aquello me sobrepasaba y no solamente porque el ímpetu de mi hijo se calmara sino porque me estaba afectando a mí misma más de lo que pensaba.
(continuará)