Mi hermana siempre estuvo más buena que yo - Relatos Eróticos

Mi hermana siempre estuvo más buena que yo

... despacho a intentar recuperar sus gafas mientras yo me arrastraba afuera para intentar encontrar lo que quedaba de mi dignidad. Estaba claro que los dos íbamos a fracasar en aquello queríamos recuperar. En el coche mientras me adecentaba un poco sólo podía pensar que al menos la bleda de mi hermana seguía convertida en una vaca lechera.

3.Tratamiento de urgencia

Pasé unos días dolorida y no sólo en mi amor propio. Sara y yo no hablamos de lo ocurrido, algo muy típico de ella, especialista en esquivar cualquier cuestión espinosa. En casa todo iba bien a excepción de la cuestión de la lactancia de Sara, ya que como no le habían cortado la leche, seguía dando de mamar al pequeño Claudio. Eso irritaba a Hugo que quería evitar otra escenita de su esposa en público. Ella iba dando largas, seguro que temerosa de volver a coincidir con Mario Lorenzo. Como yo no había sido ajena a sus desvelos siempre la defendía:

–Ya sabes cómo está la sanidad pública, Hugo –tampoco había que concretarle que en realidad nos habían atendido por la mutua.

Estuvo varios días restañándome las heridas y del fracaso cuando se abrió un horizonte de segunda oportunidad para mí y mis deseos de venganza.

–Vendrá mi sobrino Guillermo a pasar un fin de semana.

Su madre le enviaba a pasar unos días a nuestro chalet. Guillermo, que por aquel entonces tenía 17 años. Su madre sólo quería pasar un largo fin de semana con su nuevo amante, un profesor de tenis bastante estúpido y creído. A ninguno ...

... nos parecía motivo suficiente como para molestar en casa de tía Sara y tío Hugo, y donde yo por cierto ya estaba instalada de manera indefinida. Pero Guillermo no debía recordar cómo eran sus tíos porque hacía años que no los veía.

Con su habitual buena predisposición, Sara optó por recibirle con los brazos abiertos. Yo también pero por motivos distintos. El sobrinito, que por lo que busqué en sus redes sociales parecía un buenazo de marca mayor, sería el instrumento perfecto para llevar a cabo mis malvados planes y poner por fin a mi hermana mayor en el lugar en el que merecía.

Al ser conocedora de su llegada con días de antelación tuve tiempo de hacer los preparativos necesarios. Poco me costó camelarme a un ex novio veterinario me consiguió una culebra viperina, lo que vulgarmente se denomina como una culebra de agua. Para mi planes ese animal tenía varias ventajas: no medía más de un metro, podía estar días sin comer encerrada en un táper con agujeros y parecía una víbora aunque al contrario que esta última, era inofensiva. La mayoría de las veces ni siquiera picaba. Luego volví a quedar con Mario Lorenzo y convencí al doctor para que me proporcionase un último servicio a cambio de futuras promesas que dudaba mucho que tuviese que cumplir.

–¡Un abrazo, sobrino!

La tía Sara, tan cariñosa como siempre lo estrujó contra ella. Viéndola para nada se notaba que había tenido un niño de cuatro años. Bueno, la verdad es que en algo sí que se notaba que había tenido a ...