1. Bajo el sol del Sella


    Fecha: 13/09/2025, Categorías: Hetero Autor: Angelguti, Fuente: TodoRelatos

    ... directa de hablar. Sin adornos, sin rodeos. Un hombre que decía lo que sentía sin miedo a sonar vulnerable.
    
    La casa olía a madera vieja y café reciente. En la sala había un sofá grande, mantas de lana, libros apilados y una chimenea. Pero él la condujo por un pasillo estrecho hasta su habitación. Era sencilla: una cama amplia con sábanas blancas, una ventana abierta dejando entrar la brisa nocturna, y un armario medio abierto que mostraba ropa colgada sin demasiado orden.
    
    —Si en algún momento quieres parar, me lo dices —dijo él, antes de tocarla.
    
    —No voy a querer parar —respondió Melisa, descalzándose con un gesto lento, como si se desnudara por dentro también—. Quiero que esta noche se quede conmigo mucho tiempo.
    
    Óscar la tomó de la cintura y la besó despacio. Un beso largo, sin prisa, con la paciencia de quien sabe que lo importante no es llegar, sino habitar el momento. Sus manos viajaban por la espalda de ella, por su piel tibia, por la curva de sus caderas. Melisa se dejó llevar, cerrando los ojos, entregándose al vaivén suave de sus caricias.
    
    Se desnudaron sin palabras, sin torpezas. Él la miraba con devoción, sin esa mirada apresurada que había conocido otras veces. Melisa sintió que podía mostrarse entera: sus curvas, sus cicatrices, su edad, sus ganas. Todo.
    
    Se tumbaron en la cama y ella se acomodó sobre él, su cabello cayendo como una cortina de seda sobre su pecho. Óscar la acarició lentamente, dibujando caminos con los dedos por su espalda, sus ...
    ... costados, sus muslos.
    
    —Eres tan bonita… —murmuró.
    
    Ella lo besó en la boca, en el cuello, en el pecho. Luego bajó lentamente, lamiendo su abdomen, saboreando su piel como quien se da un capricho muy esperado. Cuando llegó a su polla, lo tomó con las dos manos, acariciándola antes de llevársela a la boca.
    
    Pero esta vez fue más lento, más íntimo. No era solo sexo: era una forma de adoración mutua. Óscar se estremecía bajo cada movimiento de su lengua, y sus gemidos eran suaves, roncos, como susurros de agradecimiento.
    
    —Joder… Melisa… —susurró entre dientes—. Te siento en cada músculo.
    
    Ella lo miró desde abajo, con los labios húmedos y una sonrisa satisfecha. Subió de nuevo, deslizándose sobre él, rozando su cuerpo con el de ella, y se sentó despacio sobre su polla, dejándose llenar poco a poco. Sus ojos se clavaron en los suyos mientras se movía en círculos, despacio, con la seguridad de una mujer que conoce su cuerpo y lo disfruta sin culpa.
    
    —Así… así está bien —dijo ella, bajando el ritmo, cerrando los ojos mientras lo sentía muy dentro.
    
    Óscar la tomó de la cintura, guiándola sin imponer. Cada empuje era como una conversación muda entre sus cuerpos. No era una carrera. Era un reencuentro. Un baile.
    
    El sonido de sus cuerpos chocando, sus jadeos, los suspiros contenidos, todo parecía mezclarse con el murmullo de la brisa entrando por la ventana.
    
    Ella se inclinó sobre él, pegando su pecho al suyo, y lo besó con fuerza. Luego apoyó su frente en la suya y ...
«12...4567»