Bajo el sol del Sella - Relatos Eróticos

Bajo el sol del Sella

... vez en la cama, mojados, risueños, como dos adolescentes insaciables.

—Esto no puede ser normal —decía ella, riendo, apoyada contra su pecho.

—No es normal —respondía él—. Es mejor que normal.

La vida juntos no era perfecta, claro. A veces discutían por tonterías, como qué lado de la cama le correspondía a cada uno, o si la pasta debía tener ajo o no. Pero siempre se reconciliaban igual: follando.

Y no se trataba solo de sexo, aunque el sexo era glorioso. Se trataba de cómo se miraban después. De cómo Melisa se quedaba observando a Óscar mientras dormía, con una paz que no recordaba haber sentido antes. De cómo él le acariciaba el pelo por las noches, susurrándole cosas que no necesitaban responderse.

Los domingos, cuando el tiempo lo permitía, volvían al río Sella. No siempre hacían el descenso —a veces solo paseaban de la mano, recordando aquella primera conversación, aquel primer roce de manos que cambió todo.

—¿Lo repetirías todo? —le preguntó Óscar una de esas tardes, mientras ...

... se sentaban junto al agua, con los pies descalzos y una cerveza en la mano.

—Hasta el momento en que me quitaste la ropa en el coche y me comiste los pezones—respondió ella, mirándolo con una sonrisa traviesa—. Ese detalle no se olvida.

—Yo no olvido ni tu escote el primer día —dijo él, riendo.

Y aunque reían y se picaban, también sabían que lo que estaban viviendo no era común. Se habían encontrado tarde, sí, pero justo a tiempo. Como dos llamas que se habían mantenido vivas en la distancia y, al encontrarse, estallaron.

A veces, por la noche, cuando el sexo había sido lento, profundo, lleno de caricias y confesiones, Melisa se quedaba en silencio unos segundos y luego decía:

—Nunca pensé que iba a sentir esto otra vez.

Óscar le besaba los párpados y respondía:

—Yo tampoco. Pero ya ves. Aquí estamos. Y mañana, repetimos.

Y repetían.

Una y otra vez.

Sin cansarse. Sin perder el asombro.

Porque cuando el deseo se encuentra con el amor, no hay rutina que pueda vencerlo.