-
Ayuda entre hermanas (7)
Fecha: 25/09/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos
... revisado —confesé, con un nudo en la garganta. —¡¿Cómo que no has revisado?! —dijo, y ahora la risa era incredulidad pura—. CHECA. —No puedo —dije con una voz quebrada en minúsculos pedazos. Diana rodó los ojos, agarró el teléfono. Fue directo al chat de Gerardo. Yo quería arrebatárselo, pero la mano no me respondió. Diana leyó en voz alta: —Gerardo: "Wow, no esperaba eso jaja." —se detuvo, me miró y repitió la frase, como para asegurarse de que entendía el contexto—. Siguiente mensaje: "Mucho mejor que las respuestas del examen, nena." —soltó la risa otra vez—. Y luego: "Estás para comerte entera." —Hizo una pausa teatral y prosiguió—. "¿Tienes más de esas?" Sentí que la cabeza me daba vueltas. Me faltaba el aire. —¿Qué hago, Diana? —pregunté, pero luego retomé el control—. A ver, pásamelo, voy a explicarle que fue un error. Diana, cno toda la calma del mundo, me puso una mano en el hombro y pronunció: —Mira, enana, te voy a ser honesta. Esto puede ser lo mejor o lo peor que te haya pasado en la vida. Reaccionó bien y si te echas para atrás nada más vas a hacer todo raro entre ustedes. Yo digo que te lances y ya.. —NO MAMES DIANA —...pero como sé que no me vas a hacer caso, mi propuesta es que llevemos esto hasta las últimas instancias de la corte celestial para hablar con la única persona que te mostrará la verdad. —¿Quién? —pregunté, aunque la respuesta era obvia. Diana me sonrió. Esa sonrisa. —Vamos con mamá. —¿Estás ...
... loca? Diana se levantó, tomó mi teléfono, y me jaló del brazo. Caminamos por el pasillo en silencio. Cada paso era una mezcla de humillación, expectativa y, sí, también un poco de emoción. Tocamos la puerta del cuarto de mamá. —¿Qué pasó, hijas? —dijo, sin dejar de revisar un Excel de la laptop. Diana puso el teléfono en la mesa y le mostró la foto. —Lola la cagó, mami. Necesitamos tu ayuda. —Yo no la cagué, tú me hiciste cagarla… cagona. Diana se rió. —Niñas, no peleen — a pesar de tener casi 20, mamá nos seguía hablando como si tuviéramos 5. Diana me miró con una cara de victoria anticipada, y sin preguntar siquiera, me empujó al frente, como sacrificando a la menor y más débil de la camada al altar de la vergüenza. —Explícale, Lola —ordenó, todavía sonriendo con todos los dientes. —No es para tanto… —intenté, pero ninguna de las dos compró mi tímido descargo—. Fue un error. Estaba mandando mis apuntes a Gerardo, un chico que me gusta… y sin querer le mandé una foto… mía. Bárbara no dijo nada. El silencio se extendió por el cuarto como una mancha de tinta. Diana me miró con las cejas levantadas, esperando la sentencia. Yo solo quería fundirme con la alfombra. Un minuto. Dos. Tres. Ni la laptop de mamá respiraba. —No entiendo a qué viene el drama —dijo al fin, con voz suave—. ¿Y? ¿Qué pasó? ¿Es una mala foto? ¿Te ignoró? Dime qué pasó, que no me estás diciendo nada, querida. Me temblaron las manos. Diana, superada ya cualquier atisbo de ...