Ayuda entre hermanas (7) - Relatos Eróticos

Ayuda entre hermanas (7)

... empatía, se largó a carcajadas.

—¡Cierra la boca, idiota! —le gríté, pero la voz me salió rota, más por algo parecido al llanto que por furia.

Le quité el celular, lo desbloqueé y se lo extiendí a mamá, tan nerviosa que ni me atreví a mirar la pantalla.

Mamá observó el teléfono, ceño fruncido, como si resolviera una ecuación diferencial. Diana se asomó por encima de su hombro. Su cara pasó de la burla al desconcierto.

—Wow —dice mamá, intrigada, no escandalizada—. Lola, ¿estás segura de que querías mostrarme algo tan… privado?

Me acerco a mirar.

El mensaje más reciente de Gerardo no es texto. Es una foto. Está en la regadera, el cuerpo cubierto solo por un bóxer gris claro, marcando... un pene monstruoso. No se siente vulgar; es tan monumental que parece arquitectura. Diana soltó un gritito ahogado y se tapó la boca. Me quedé congelada. Mamá nos miró a las dos, como si no supiera a cuál hablarle.

—Lola —dice al fin, con voz suave—. ¿Te preocupa el tamaño?

Casi me muero.

—No, no es… —balbuceé—. Bueno, ahora que lo pienso… nunca había visto uno así de… grande.

—¿Acaso has visto muchos? —me picó Diana.

—No, tonta, obvio no. Pero…. no me parece un tamaño normal.

—Tienes razón, enana. Te estaba molestando, pero en realidad es bastante grande. — reflexionó la monocromosomática de mi hermana.

Mamá tomó aire.

—A ver, chicas. El tamaño tiene su importancia, sí. Pero no tanto como nos quieren hacer creer. Un pene grande puede impresionar, ...

... claro, pero también requiere más cuidado, más tiempo, más preparación. No es algo que se pueda tomar a la ligera, especialmente la primera vez. No es cuestión de aguantar dolor ni de "cumplir" con nada. Si llegara a pasar algo con él, Lola, tendrías que ir despacio, con confianza y mucha comunicación. No se trata de competir con nadie, ni de "estar a la altura" de algo. Se trata de placer. Y para eso, no hay tamaño universal. Hay cuerpos distintos, tiempos distintos y deseos que se aprenden.

Mamá hablaba como una verdadera iluminada.

Y la verdad es que entendía totalmente su punto, no era la primera vez que escuchaba esas exactas palabras aunque quizá sí la primera vez que me llegaban con tal contundencia. Sin embargo… un sentimiento completamente nuevo me invadió esta vez.

—Mhm… pero entonces… tal vez tienes razón… — las palabras, a pesar de la lentitud de mi ritmo, eran constantes — tal vez no estoy lista.

Bárbara me miró empática.

—Si así es como te sient… — sin embargo la frase no alcanzó a salir completamente de su garganta.

—Noooooooooo — exclamó, como siempre, la imprudente de Diana.

Ambas la volteamos a ver, perplejas. Ella, con la teatralidad que la caracterizaba, se aclaró la voz y se acomodó una corbata invisible:

— Mamá, entiendo tu punto totalmente, PERO también he de reconocer que estás en un completo y garrafal error — ambas la miramos sin comprender y ella continuó explicando su punto —. Lola está lista, sin embargo NO CREE que esté lista. Y ...