1. Ayuda entre hermanas (7)


    Fecha: 25/09/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos

    ... quitó.
    
    Debajo, un sostén beige apenas contenía sus tetas abultadas y maduras, los pezones claramente visibles bajo la tela. Luego, sin pausa, se deshizo de la falda. Sus bragas eran mínima cosa.
    
    Ambos estaban sólo en ropa interior, detalle que mamá notó y corrigió al momento:
    
    —Mejor, hagámoslo completo —dijo.
    
    Y se quitó el sostén con una soltura práctica, dejando caer los pechos grandes, de pezón ancho y oscuro. Pesaban, caían, y el movimiento era hipnótico. Luego bajó las bragas. Su pubis era un triángulo limpio de vello, la vulva grande, labiada, suave y abierta. Diana la miró con un respeto que jamás le había visto mostrar.
    
    Yo, por mi parte, estaba literalmente hiperventilando.
    
    Papá se quitó los boxers. El miembro saltó, erecto, nada más salir a la intemperie. Era descomunal. Era grueso y largo. Y eso que estaba en reposo.
    
    —¿Alguna vez habías visto uno así de cerca? —preguntó Diana, y yo negué con la cabeza.
    
    Papá parecía incómodo, pero no dejaba de mirarme con ternura y, sí, un poco de orgullo.
    
    Mamá, atenta, comenzó a acariciar el pene de papá. Lo movía con delicadeza, de arriba a abajo, como si modelara una pieza de arcilla. La piel se tensaba y brillaba con cada movimiento. Los huevos colgaban pesados, con una arruga azulada en la bolsa. Me di cuenta de que lo estaba mirando como una adicta.
    
    —Y esperen a ver en lo que se convierte … — dijo mamá, sin ningún reparo. Luego, sin previo aviso, lo tomó con su mano.
    
    Ahí, comenzó, Diana, yo ...
    ... y la verga de papá nos volvimos de piedra.
    
    No pude apartar la mirada. Bárbara, mi madre, le dedicó a mi papá un par de segundos de contemplación, como si recalculara la logística de lo que iba a hacer; luego, sin el menor pudor, se hincó delante de él.
    
    El miembro de mi padre, aún no del todo erecto pero ya imponente, la recibió entre los dedos de mamá, que lo sostuvo cerca de la base. Mi hermana y yo parecíamos estatuas. Diana, boquiabierta, con los ojos tan abiertos que casi se le salían de la cabeza. Yo, con la respiración suspendida en algún punto entre horror y asombro.
    
    Bárbara acercó la cara y, con una parsimonia que me resultó casi ofensiva, sacó la lengua y le dio una lamida de la base a la punta. Papá exhaló un breve gemido, como si ahí entendiera que lo que ocurría era, de verdad, real.
    
    —¿Vieron? —dijo mamá, sin perder la sonrisa.
    
    Luego, el siguiente lametón fue aún más largo y lento, seguido de una especie de beso húmedo en la cabeza del pene, que ya se había estirado y endurecido con una rapidez que, honestamente, asustaba.
    
    La mamada empezó de verdad. Primero, solo metió la punta en la boca, haciéndola girar con la lengua, masajeando con la mano el tronco. Luego, poco a poco, fue avanzando, cada vez más profundo. Papá se aferró a la cabecera de la cama, y todo su cuerpo vibró cuando Bárbara intentó meterse la verga entera en la boca.
    
    No lo logró, pero se la metió hasta donde pudo. La garganta se le marcó, y por un momento pensé que iba a ...
«12...8910...14»