1. La Promesa de Beckett – Capítulo 1 – Isla de noche


    Fecha: 29/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30

    ... una bestia.
    
    Gregory se sacudía como un insecto aplastado.
    
    La sangre le empapaba el pecho, las manos, la boca.
    
    Isla se acercó a él, con la respiración hecha trizas.
    
    Lo miró.
    
    No con odio.
    
    Sino con una especie de piedad oscura.
    
    —No tengo nombre… —murmuró—.
    
    Pero a partir de este…
    
    Alzó la cabeza. La luz de la mañana entraba por una rendija.
    
    —Me lo voy a ganar.
    
    Lo vio convulsionar.
    
    Después… nada.
    
    Solo silencio.
    
    Y en el silencio, algo se rompió. O se liberó.
    
    •
    
    Cuando la policía entró, alertada por el hedor, los vecinos, los ruidos y los días sin movimiento, Isla no intentó huir.
    
    Estaba desnuda, ensangrentada, casi irreconocible.
    
    Pero viva.
    
    Solo dijo una cosa:
    
    —Ya está hecho.
    
    (continuación – Flashback: El entierro)
    
    Fue el 23 de junio.
    
    Un miércoles nublado. Sin lluvia, pero con esa amenaza muda que tienen las nubes cuando aún no deciden llorar.
    
    La gente hablaba en voz baja, como si alzar el tono pudiera despertar a los muertos.
    
    Lía estaba dentro de una urna blanca. Tenía solo doce años.
    
    Isla, de la misa edad, no lloraba.
    
    Ya no.
    
    Estaba parada detrás de su madre, que apretaba un pañuelo mojado con las dos manos.
    
    Parecía una niña perdida.
    
    Los vecinos iban y venían.
    
    Todos evitaban mirar a Isla.
    
    Como si su presencia incomodara.
    
    Como si supieran algo que ella aún no podía entender.
    
    Entonces lo vio.
    
    Él no era del barrio. No vestía como los demás.
    
    Llevaba una chaqueta de cuero ...
    ... oscura, sin corbata, pero con una credencial colgando del cinturón. El cabello peinado hacia atrás. La mandíbula cuadrada. Ojos firmes. Parecía más joven que los demás policías que había visto, pero tenía una autoridad que no venía del uniforme, sino de la forma en que se movía: seguro, pero no arrogante.
    
    Beckett.
    
    Isla no podía dejar de mirarlo.
    
    Su altura, sus hombros anchos, la manera en que observaba el entorno sin temor ni culpa.
    
    Había algo protector en él.
    
    Algo limpio, dentro de todo ese caos.
    
    Y él, sin siquiera girarse del todo, notó su mirada.
    
    Por un segundo —uno solo— sus ojos se cruzaron.
    
    El corazón de Isla se apretó.
    
    No por amor.
    
    Ni por deseo.
    
    Sino por algo mucho más primitivo: reconocimiento.
    
    Beckett la miró. No como un adulto mira a una niña. No con lástima.
    
    La miró como si viera algo más. Como si viera a alguien que no debía estar allí.
    
    Como si supiera algo.
    
    Y luego… sonrió.
    
    Apenas un gesto leve. Humano. Ínfimo.
    
    Isla se asustó. Bajó la mirada de inmediato.
    
    Sentía que si lo miraba un segundo más, iba a quebrarse.
    
    Y no quería quebrarse frente a nadie.
    
    Menos frente a él.
    
    Después lo oyó hablar con su madre, con los otros policías.
    
    Frases sueltas.
    
    Nombres. Procedimientos.
    
    “Sin señales de forzamiento.”
    
    “Puerta trasera.”
    
    “Posible agresión previa.”
    
    “Demasiado silencio.”
    
    Isla no dijo nada.
    
    Pero esa noche, en su cuarto, escribió en su cuaderno:
    
    Beckett.
    
    Chaqueta negra.
    
    Ojos que ...