La Promesa de Beckett – Capítulo 1 – Isla de noche
Fecha: 29/09/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30
... antecedentes.
Cincuenta y dos años. Vivía solo. La causa de muerte: tres puñaladas directas al pecho.
Sin defensas.
Sin forcejeo. Como si lo hubiese dejado hacer. O como si no la hubiese visto venir. «Lo había visto antes. Cuando tenía doce.» Las palabras no paraban de dar vueltas. ¿Y si estaba diciendo la verdad? ¿Y si la muerte de Lía no había sido un accidente? ¿Y si Gregory Muñoz había estado allí esa noche? Beckett se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas. Lo sabía. Desde el momento en que le tocó el cabello y le dijo “te lo prometo”. Sabía que no debía prometerle nada. Y sin embargo, lo hizo. Y ahora… ella había vuelto. Con los ojos cargados de una memoria que él prefería enterrar. • Corte a la celda compartida. La puerta chirría al abrirse. Isla entra escoltada por una oficial. —¡Nueva! —dice una mujer con voz cascada desde la litera de arriba—. Bienvenida al infierno, reina. La oficial cierra sin mirar. Isla se queda de pie, como si no supiera dónde ubicarse. —¿Y tú? —pregunta otra, de rostro duro y mandíbula tatuada—. ¿Qué hiciste, preciosa? Isla no responde. —No es pregunta de cortesía —añade otra reclusa, sentada en el suelo, trenzándose el cabello—. Es la regla. Aquí todas contamos nuestra tragedia. Es eso o dormir con la boca cerrada… para siempre. Ríen. La tensión es amarga. Isla no pestañea. —¿Mataste a alguien? —insiste la de la litera—. Porque tienes cara de haberlo hecho. O peor: de haber querido hacerlo muchas veces. ...
... Silencio. Luego, sin levantar la voz, Isla dice: —Maté a un hombre. El cuarto se queda quieto. —¿Y por qué? Isla se sienta en el rincón más alejado. Dobla las piernas como una niña en detención escolar. —Porque él ya lo había hecho antes. Las mujeres se miran entre sí. La más joven, de cabello suelto y mirada desconfiada, lanza una última pregunta, esta vez sin tono de burla: —¿Qué hizo? Isla alza la vista. Ahora sus ojos son puro abismo. —Mató a mi hermana. Hace siete años. Y nadie lo detuvo. Silencio otra vez. Solo el zumbido de las luces fluorescentes. La litera cruje mientras alguien se recuesta. —Bueno —dice la mujer tatuada, encendiéndose un cigarrillo hecho con papel de Biblia—. Por lo menos no eres aburrida. • Beckett encendió otro cigarro. Llevaba dos meses sin fumar. No recordaba la última vez que había sentido la necesidad de volver atrás. De escarbar. Pero ahora lo haría. No por justicia. No por redención. Por algo más oscuro. Más humano. Por el miedo. Y de que él, por segunda vez, no supiera cómo detenerlo. Antes del asesinato – Había comenzado a sentirse nerviosa. Primero eran las manos. Se le quedaban frías incluso en las tardes calurosas. Las sentía como si no fueran suyas, como si el cuerpo no terminara de reconocerlas. Luego vino el insomnio. Y después… las sombras. Isla vivía sola en una habitación amoblada, en la parte alta de una casa antigua, al oeste de la ciudad. Una de esas casas con madera en el techo que suena al cambiar de temperatura. La dueña, una mujer ...