LNE (8). La forma del fango
Fecha: 30/09/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos
... compartido”.
Marian, al leerlo, tragó saliva, apretó los dientes y escribió su respuesta con la rapidez de quien ve venir una incomodidad emocional de proporciones bíblicas:
Hola Lluvia. Me encantaría, pero ese fin de semana tengo un retiro… conmigo misma. Suerte con todo.
No explicó más.
Inés, en cambio, tardó una hora exacta en responder. Justo lo suficiente para parecer ocupada pero comprometida.
Cristina respondió con un escueto:
Claro, por supuesto. Llevo mis propios bastones de trekking.
Marisa, la pelirroja lánguida que hablaba en términos energéticos y decía cosas como “ayer soñé que éramos uno, César, literal, uno”, respondió con un audio de tres minutos donde hablaba de “alinear los chakras con el entorno natural”. Lluvia no lo escuchó entero, pero le puso un emoji de carita sonriente.
Eduardo, padre de dos y campeón nacional de entusiasmo innecesario, escribió:
¡Me apunto! ¿Puedo llevar mi tambor chamánico? ¡Tengo uno auténtico!
Martina y Luis, padres de Yelay (que a sus siete años no tenía género definido, pero sí una opinión firme sobre las energías lunares), confirmaron con un mensaje en plural inclusivo:
Nosotres estaremos allí, vibrando alto.
Y por último, apareció Marcos. Era nuevo en el colegio, guapo de forma insultante, con un aire de “surfero intelectual” que traía de cabeza a más de una. Inés, al ver su nombre entre los asistentes, sintió una sacudida en el estómago que no tenía nada que ver con convivencia ni ...
... naturaleza.
César tardó en contestar. No porque no quisiera ir, sino porque no sabía cómo manejar la mezcla de ingredientes.
Al final, como siempre, dijo que sí. Porque su hijo lo quería. Porque Lluvia se lo había pedido con esa sonrisa que hacía que todo pareciera lógico. Y porque, en el fondo, César no sabía decir que no si la situación prometía caos emocional disfrazado de actividad educativa.
***
En la entrada del bosque, con mochilas, aislantes y bolsas biodegradables, todos esperaban bajo una pancarta hecha a mano que decía:
“LA NATURALEZA NOS CONVIVE” (ninguno quiso corregirlo). Los niños estaban nerviosos, ansiosos ante la perspectiva de una noche fuera, fuego, comida poco habitual y un bosque entero para ellos solos, más o menos.
Lluvia apareció como una aparición mística, con una corona de flores y una camisa blanca abierta sobre un top de lino que no ocultaba nada y a la vez todo.
—Estoy feliz de que estemos aquí, compartiendo este espacio… como humanos… sin etiquetas… sin techos… sin conexión wifi.
Cristina miró a César y le susurró al oído:
—¿Está bien si tengo cobertura de datos? Tengo un entreno por Zoom más tarde.
—Aquí todo es relativo —respondió él, mirando hacia Marisa que, a pocos metros, le lanzaba una mirada con la intensidad de una profecía celta.
Inés llegó tarde, pero lo compensó con un termo de té de jazmín y una bufanda enorme. Al ver a Marcos, se recompuso el pelo, el abrigo y, en esencia, toda su dignidad.
—Oh, hola —le ...