LNE (8). La forma del fango
Fecha: 30/09/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos
... dijo, fingiendo sorpresa.
—Hola —respondió él, con esa voz grave que parecía salida de una película de autor escandinava—. No sabía que tú también eras de bosques.
—Solo si hay baños secos —replicó ella, riéndose demasiado fuerte.
Martina y Luis estaban descalzos, habían traído incienso, y hablaban a Yelay como si fuera un pequeño oráculo.
—¿Quieres caminar por la sombra o por la luz del sol, corazón? —preguntó Martina.
—Quiero un croissant —respondió Yelay.
***
El día prometía para los adultos largas caminatas, ejercicios de conexión corporal, cocina colectiva y un "círculo de palabra" al anochecer. Lluvia, con su cuaderno de cuero reciclado y una mirada que parecía decir “sé todos tus secretos, pero no los juzgo”, dio la bienvenida final:
—Aquí, no importa de dónde venimos. Solo a dónde vamos... Juntes.
César respiró hondo.
Cristina le dio un codazo suave.
—Esto va a ser divertido.
—O traumático —añadió él.
Ella sonrió.
—¿No es lo mismo?
***
El claro del bosque estaba iluminado por farolillos solares y linternas de dinamo que Eduardo había traído “por sostenibilidad y por si se apaga el sistema capitalista durante la noche”.
César, que no había acampado desde 1996, trataba de montar su tienda con cara de “esto no estaba en las instrucciones”. A su lado, Cristina encendía un hornillo portátil con una eficacia que daba miedo.
—¿No era una noche de “conexión espiritual sin fuego artificial”? —preguntó César, ajustando con ...
... torpeza una piqueta.
Cristina sonrió sin mirarlo, con ese aire suyo de "voy a meterme contigo y te va a gustar.”
—Lo dijeron. También dijeron que el tofu sabía a algo. Ya ves. Acostúmbrate a la decepción.
Vestía una chaqueta de camuflaje y llevaba la cabeza rosa está vez rapada a un lado. Desde lejos, una madre nueva le había susurrado a otra “¿es la que fue militar o la que hace tatuajes ilegales?”. En realidad, Cristina trabajaba en contabilidad, pero le gustaba que nadie estuviera seguro.
Marisa, envuelta en una manta enorme con estampado de constelaciones con el pelo rojo suelto en una cascada herrumbrosa y rizada, vigilaba desde la distancia. Aunque no decía nada, miraba a César como quien mira un yogur que aún no ha caducado, pero empieza a dudar.
—¿Y esa mirada? —preguntó Lluvia con entusiasmo, notando la tensión, vestida como una exploradora profesional y condenadamente sexy.
—¿Yo? Nada. Estoy recordando que olvidé mi colchoneta de yoga. Una pena.
Lluvia sonrió sin malicia.
—¡Puedes compartir la mía!
Marisa arqueó una ceja.
—Gracias, pero prefiero dormir sobre la dura y cruel tierra. Ya sabes, por coherencia emocional.
Lluvia no entendió nada, pero la abrazó de todos modos, no sabía si por compasión o solidaridad.
***
Inés, apoyada contra un árbol, miraba a Marcos mientras él explicaba a los niños cómo distinguir entre un roble y una encina “por la vibración que producen bajo la luz de la luna llena”.
—Tienes una forma muy... ...