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Úrsula
Fecha: 26/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Cyber Gaoler, Fuente: TodoRelatos
... mi jergón en medio de un escándalo. Las dos damas de la baronesa han entrado sin llamar en el cuarto. Las acompañan dos soldados armados. No me suenan de la guarnición del conde. Por el escudo de sus pechos son de la escolta de la baronesa. ¿Qué pasa? -pregunto en un bostezo. En pie -dice una de las mujeres-. Ha desaparecido una bandeja de plata. Estamos registrando todo el castillo. Con dificultad me levanto… Sólo visto la camisa blanca que apenas me tapa la entrepierna. Los dos hombres corren hacia mi humilde camastro. Levantan mantas y jergón… Para mi terror, una bandeja como la que utilicé ayer para servir el vino, aparece debajo. Los dos hombres vienen hacia mí sin piedad. Me sujetan. Me quitan la camisa arrancando los botones de un tirón. Sin mediar palabra me arrastran afuera descalza y desnuda. Me sacan al patio. Todo el castillo mira curioso como me arrastran hacia el terrible cepo de madera. Me arrodillan delante del artilugio. Me sujetan con cuello y muñecas sobre la pieza de madera inferior. Aterrada y con los ojos cerrados siento como el cepo se cierra encima de mí… Oigo un siniestro click metálico debido sin duda al cierre de un candado. ………………………………………………….. Aquel fue el peor día de mi vida. Mi mente no podía evitar pensar que tal vez sería el último. Que me ahorcarían como a una ladrona al amanecer. Llevo todo el día desnuda e inmovilizada. Temblando de frío. Forzada a estar en una postura incómoda. Oyendo a la gente pasar haciendo ...
... comentarios despectivos sobre mí. Curiosamente, nadie me ha tocado. Ya oscurece y parece que voy a pasar la noche aquí… El roce de la madera es doloroso, cortante… La postura es agobiante. El frío va a peor… Hambre y sed, mucha sed… ………………………………………………….. Por fin asoma el sol sobre la muralla. Estoy semi-inconsciente, prácticamente he dejado de sentir mi cuerpo. Veo a dos soldados acercándose a mí. Uno de ellos abre el cepo… Siento como mi cuerpo se derrumba sin energía. Me levantan a la fuerza. Hago un gran esfuerzo. No sé ni cómo me aguanto de pie. Uno de los hombres sujeta mis manos. Las ata fuertemente a la espalda. Ahora sí siento el cordel mordiendo mi piel. Los hombres me arrastran a través del patio. Hacia la muralla. En una de las torres hay una puerta y parece que vamos a entrar por ahí. En la penumbra del umbral se distinguen dos escaleras. Una hacia arriba y otra hacia abajo. Uno de los hombres prende una antorcha y descendemos hacia un abismo negro. Caminamos por una galería estrecha. No hay entradas de luz, el aire es fresco y húmedo. No puedo saber en qué dirección vamos, estamos bajo el patio o tal vez bajo alguna de las edificaciones. Llegamos a una cámara redonda cubierta por una especie de cúpula de piedra. Allí hay un tragaluz rendondo en el centro, un pozo que debe conectar con alguna de las estancias de la superficie. También hay un par de antorchas sujetas mediante soportes en la pared. Un hombre de al menos cuarenta años se acerca ...